¿Qué hay detrás del caso de Vladimir Villegas?
Después de la salida de Vladimir Villegas de Globovisión se han producido al menos tres reacciones. Unos han querido convertirlo en una víctima del gobierno, casi un mártir de la oposición y levantan las banderas de los principios que en otras oportunidades no izaron y más bien mantuvieron un silencio cómplice ante las arbitrariedades del régimen. Otros, en particular la oposición más radical, lo han deshuesado, lo acusan de chavista encapillado, infiltrado, traidor, enchufado, testaferro de Gorrín y más. No sólo justifican la expulsión de Globovisión sino que la aplauden. Sin duda, ambas posturas son un exceso.
Finalmente hay un sector muy amplio que ha mantenido la distancia, una actitud prudente. Saben que -como dijo el mismo involucrado- salió «por presiones del gobierno» y aunque no celebran los abusos, sienten que hay algo que no está claro. Además no perciben a la supuesta víctima como un opositor auténtico y comprometido. Sobran las razones para dudar y todo el mundo tiene derecho a ello. Con relación a las verdaderas razones de la salida de Vladimir Villegas circulan en los predios políticos dos hipótesis. Pero antes de exponerlas, conviene delimitar el contexto y responderse a sí mismo varias preguntas. Veamos…
Últimamente a ese programa solo eran invitados los chavistas.También una oposición laxa, timorata; y por supuesto, los falsos opositores que todo el mundo conoce y repudia. Por ejemplo, uno de sus últimos entrevistados fue Enrique Ochoa Antich, quien interpuso un recurso ante el TSJ de Maduro en contra de la Asamblea Nacional legítima. Es decir, a favor de asamblea chimba y gobiernera que preside Luis Parra. Y así por el estilo, ha entrevistado a los llamados diputados CLAP y a otros «opositores» brinca-talanqueras. Y claro, no podían faltar algunas figuras prominentes de esa vergüenza nacional que llaman «la mesita». Entonces ¿Qué pudo haber molestado tanto a Maduro como para tomar esa decisión? Nada! El periodista Villegas fue muy cuidadoso y siempre se portó muy bien.
Con ese antecedente, tiene razón la gente en sentir que algo huele mal. Al menos, no se puede comparar la supuesta presión ejercida para sacar a Vladimir Villegas con la larga lista de tropelías y abusos contra la libertad de expresión, cometidas -por cierto- con la participación de su hermano Ernesto Villegas, hasta hace poco Ministro de Comunicaciones del régimen y aun un encumbrado burócrata de la dictadura. ¿Dónde estaban entonces los que hoy levantan su voz contra la injusticia? El silencio de su propio hermano le otorga la razón a esa mayoría opositora que mira de reojo la situación e intuye que hay gato encerrado.
En fin, para terminar con el contexto, vale recordar que Vladimir y Nicolás son amigos y estudiaron juntos bachillerato. Con más razón, surgen dudas en torno a la motivación de esa «decisión». Y las comillas caben porque de verdad, no hubo decisión alguna. Según el propio Villegas, salió «por presiones del gobierno de Maduro». En el peor de los casos, la decisión fue de su amigo Raúl Gorrín, quien cedió a la presión sin pelear. Siendo así, muchos se preguntan ¿por qué yo voy a hacer un alharaca si un empresario abiertamente vinculado al régimen presuntamente cede a la presión y decide cortarle el cuello a su camarada, amigo, socio, empleado o lo que fuera?
Es aquí donde entra la primera hipótesis, según la cual el episodio es realmente un conflicto interno del chavismo, entre el madurismo y el ala que dirige Raúl Gorrín, quien se ha convertido dentro del oficialismo en un factor, no sólo económico. Algunos le agregan que en este conflicto subyacen intereses crematísticos entre socios incómodos, molestias por un mal reparto o conflictos típicos entre el testaferro y el mandón. Naturalmente, con un gobierno tan corrupto a nadie le extrañaría. Sin embargo, por ahora es mera especulación y no nos hacemos eco de ella. Simplemente se comenta a título de inventario.
En esta hipótesis, Maduro actuó para cerrar un espacio televisivo que estaba siendo utilizado -no a favor de la oposición- sino para fortalecer a grupos internos dentro del chavismo que lo adversan y a otros en la periferia que medran del poder. Si ese fuera el caso, es de suponer que el dueño de Globovisión decidió no jugar duro en esta partida y sacrificar un peón en este borrascoso ajedrez.
La otra hipótesis advierte que la salida de Vladimir Villegas es una jugada fríamente calculada del régimen con varios objetivos: 1) Lavar la cara del periodista para intentar colarlo al CNE como una ficha opositora. 2) Aprovechar la coyuntura compleja de la oposición para introducir un ingrediente de disociación que -no sólo genere controversia- sino que sirva como pote de humo justo cuando la gente responsabiliza al gobierno de la salida de DirecTV y el show de la gasolina iraní no les funcionó como esperaban. Y 3) Intentar fortalecer a un sector que sostiene una retórica opositora pero viene trabajando para dividir a las fuerzas democráticas, debilitar a la legítima Asamblea Nacional y sembrar desaliento con su crítica permanente e infundada. Me refiero a esos sectores que tienen tiempo haciéndole comparsa al régimen y que yo he llamado «la oposición proxeneta».
En conclusión, sea una hipótesis u otra, lo menos que se ve es una violación a la libertad de expresión y en todo caso, aunque no se justifica una actitud caníbal contra el periodista Vladimir Villegas, la gente tiene razón a abrigar dudas sobre la real motivación de la «decisión». Mi recomendación es que pasemos la página y nos ocupemos de lo verdaderamente relevante: la tragedia que sufre la inmensa mayoría del pueblo venezolano y lo que debemos hacer para salir de esta pesadilla.
Twitter: @RichCasanova
Dirigente progresista / PJ
Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Venezuela