Hay hambre
Hay hambre en Venezuela. Así de simple. Cada vez hay más hogares donde las neveras están vacías, cada vez hay más familias desesperadas porque las reservas de alimentos, medicina y dinero se están agotando.
Vamos para dos meses en cuarentena y la mayoría de los venezolanos están entrando en desespero. Y no pareciera que se aplicará un proceso de ayuda para esos millones de venezolanos que están angustiados en sus casas.
La medida de aislamiento social era de obligatoria ejecución si se quería frenar la cadena de contagios del Covid-19, sin embargo ésta se debía de ejecutar a la par de un mecanismo cierto de apoyo social para la inmensa mayoría de los venezolanos que no tienen ahorros, que no devengan divisas y que venían sobreviviendo en el día a día.
El desespero de los venezolanos por buscar soluciones lo han empujado a hacer adaptaciones de bombonas de gas doméstico a sus vehículos, con el propósito de lograr movilidad y buscar una solución a los problemas del hogar.
Y es que, desde hace mucho tiempo el salario del venezolano no alcanza ni para satisfacer el 10% de la Canasta Básica. Por ello que el venezolano se rebusca, «mata tigres» y se sostiene con los pequeños trabajitos que consigue en la calle.
Esta dinámica económica en el día a día del venezolano. Hace que busque salir de sus casas a resolver, como sea, la escasez de alimentos. Y, aquí debemos hacer otra salvedad, la crisis de alimentación se agudiza ante la crisis de combustible.
Además de la cuarentena, la inactividad económica, la falta de alimentos, medicamentos y dinero, se le suma que somos el único país petrolero sin gasolina en sus Estaciones de Servicio, lo cual causa aún más desespero entre una ciudadanía que se ve con el agua al cuello.
¿Qué hace un padre de familia si se queda sin comida para sus hijos? ¿Qué hace si ya no tiene dinero, ni gasolina para salir a la calle a buscar soluciones? ¿Qué hace un hijo si su padre o madre se le sube o baja el azúcar, qué hace si sus padres sufren de hipertensión arterial y no tiene pastilla para tratar sus dolencias?
Estas eran algunas preguntas que se debieron formular hace semanas atrás, son interrogantes que ya debieron tener respuestas concretas y acciones puntuales para proteger a quienes padecen de estas realidades. El Estado venezolano debió y aún debe de garantizar ayuda social a esos venezolanos que están aislados, hambrientos, presos en sus hogares y a merced de cualquier eventualidad.
Y mientras los venezolanos sufren de hambre, en el Palacio de Miraflores siguen comiendo bien. Mientras los venezolanos de a pie padecemos por una cuarentena necesaria y a la vez económica y socialmente criminal, en Caracas siguen jugando los mismos juegos de engaños, intrigas y falsos positivos.
Hay hambre en la calle y eso nadie lo puede negar, los estómagos gruñen y la sociedad sufre.
@wcaballerolopez