El oro en Inglaterra no debe ser entregado a Maduro
El Banco de Inglaterra tiene en sus bóvedas mil millones de dólares en oro que pertenecen a la Nación venezolana. Fueron enviados allí para su custodia por el régimen de Hugo Chávez en 2008. Los términos de esta custodia están establecidos en una carta de diciembre 2018, con un posterior anexo de enero 2019, según el cual hay tres personas quienes pueden movilizar esa custodia: el presidente del BCV, Calixto Ortega Sánchez y sus dos vicepresidentas, Sohail Hernández e Ileana Ruzza. Estas tres personas controlan actualmente las actividades del Banco Central de Venezuela.
Hasta aquí todo parece bastante sencillo. El oro debería poder ser movilizado por mandato de uno o más de estos tres funcionarios. Sin embargo, en enero 2019, Juan Guaidó se instaló como presidente legítimo interino de Venezuela, con la aprobación de la Asamblea Nacional, el cuerpo legislativo legítimo de Venezuela, desconociendo el régimen de Nicolás Maduro. En febrero 2019 el gobierno del Reino Unido reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela, junto con otras 55 naciones más.
El gobierno de Juan Guaidó es reconocido hoy por la mayoría de los países del planeta, incluyendo el gobierno cuyo banco tiene en custodia los mil millones de dólares en oro que pertenecen a Venezuela.
El gobierno Inglés ha dicho que la decisión está en manos del Banco de Inglaterra pero que ellos reconocen a Guaidó, no a Maduro, como presidente legítimo.
Este es un forcejeo que dista mucho de ser puramente legal para convertirse en un asunto político y ético.
Desde el punto de vista legal parecería que el régimen de Maduro tiene algunos argumentos válidos, ya que el oro le fue entregado al Banco de Inglaterra por ellos y existe intercambio de correspondencia sobre el mecanismo de movilización de esos recursos. Sin embargo, hay un reconocimiento oficial del gobierno de Inglaterra a la presidencia de Juan Guaidó, lo cual necesariamente implica, en paralelo, un desconocimiento del régimen de Nicolás Maduro como legítimo representante de la nación venezolana. Por lo tanto, mal podría el Banco de Inglaterra entregar ese oro a quienes su gobierno califica como un régimen ilegítimo.
Desde el punto de vista político la situación es más favorable aún al gobierno de Guaidó, el cual es reconocido como legítimo por Inglaterra. Sería incoherente para Inglaterra reconocer a Guaidó y, al mismo tiempo, obedecer órdenes del régimen de Maduro sobre la movilización del oro venezolano que se encuentra en las bóvedas del Banco de Inglaterra.
Desde el punto de vista ético, peor sería reconocer el mandato de un Banco Central de Venezuela que ha perdido la autonomía. Que está manejado por un funcionario de turbias credenciales, como el caso del Sr. Ortega Sánchez, quien fue nombrado presidente del Banco Central de Venezuela por una Asamblea Nacional Constituyente ilegítima y es un personaje expulsado de los Estados Unidos por indeseable.
Además de todos estos aspectos legales, políticos y éticos, está lo que debería ser decisivo, la opinión de los ciudadanos venezolanos. Un mayoritario porcentaje de los venezolanos desconoce a Maduro como legítimo, desconfía de su pandilla. Poner el oro que está en Inglaterra en manos de la pandilla de Maduro sería verlo desaparecer hacia depósitos de delincuentes chavistas en Andorra, España, Suiza y otros santuarios de dinero ilegítimo de los chavistas que existen en diferentes lugares del mundo. Alega Maduro que este dinero iría a aliviar el problema humano venezolano de carencias de alimentos y garantías pero la historia de derroche y robos de su miserable pandilla no permite tener ninguna confianza en que ese dinero sería bien utilizado.
El oro venezolano en Inglaterra no debe ser entregado a Maduro.
Asistencia humanitaria a Venezuela, Sí. Robo chavista, no
Maduro y Padrino son vulgares sádicos
El mundo civilizado no debe seguir aceptando el régimen chavista en Venezuela
Los venezolanos deben resistir agresivamente el régimen, nada de negociar, transarse, ofrecer puentes de plata. Ello nos rebaja al nivel de la pandilla.
Protejamos el dinero que estos miserables ladrones aún no se han robado.