Alirio Ugarte Pelayo en el caballo del pensamiento
Poco importa retomar ya episodios del nacimiento y muerte de este ilustre venezolano. Entre los dos hechos florece un valioso testamento que el país, al salir de la tiranía, debe recuperar para construir la memoria civil que nunca hemos atendido y que debe servirnos para ilustrar un pasado de eminentes ciudadanos.
No se trata tampoco del extremo opuesto: crear mitos insostenibles. Los seres humanos cometemos muchos errores. La falsa idolatría pretende crear libertadores, cuando en realidad son lo opuesto; traidores y canallas con el pueblo que en ellos confió.
El Dr. Alirio Ugarte Pelayo comenzó desde muy joven a defender ideas políticas modernas en una Venezuela convulsionada por la avanzada caudillista y el siempre escondido espíritu de supuestos revolucionarios que hasta el día de hoy han llevado a Venezuela al desastre que ahora es.
El joven político presidió el Consejo Supremo de los estudiantes de Venezuela y desde allí comenzó a cabalgar en el camino del pensamiento. Fue un político extraño. Ocupó variadas posiciones: concejal, diputado, gobernador, dirigente partidista. En esa trayectoria se destacó como un hombre de discusión y consistentes aportes teóricos. Y muchos de sus argumentos siguen vigentes como los planteados a la caída de la dictadura Pérejimenista, referidos a la “Institucionalidad necesaria”. Dejó clara la incompatibilidad entre democracia y militarismo. Estableció en sus escritos políticos “la carga pesada” de la organización castrense, para el régimen financiero de la nación y los configuró (a los militares) como una verdadera casta ventajista e incluyente.
Sus lecciones sobre el tema permanecen intactas como verdades hoy: “La Institución castrense debe ser un instrumento técnico de un Estado para la defensa nacional garante de las Instituciones… y prohibir la inmiscuencia permanente en la vida política…No puede ser el instrumento personalista de un tirano”.
Repetimos. Su vigencia hoy sigue intacta, y es una herencia a rescatar al cese de la tiranía, para reivindicar la necesidad de acabar definitivamente con este generalato asaltante y pervertido.
La brida intelectual de Ugarte Pelayo tuvo múltiples reflejos y dejó amplia obra periodística, y en diversas áreas del pensamiento. Fue poeta de dilatada creación, orador excelso, crítico de arte, conocedor de la historia universal de la música. En fin, escritor cultivado y de esmerada intertextualidad. Los venezolanos en su faceta democrática vimos discurrir lideres así. De fortaleza intelectual: Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Uslar Pietri y muchísimos más, de los cuales debemos sentirnos orgullosos y desmitificarlos, cuando se trate de reivindicar sus valores. No les hace falta agregado alguno.
La galería del procerato democrático es grande y variada. El Dr. Ugarte Pelayo tiene allí guardada su huella perenne.