Adultos mayores celebran su día empobrecidos y en cuarentena: DW
Hoy se celebra el día del Adulto Mayor en Venezuela. En plena cuarentena, estos se enfrentan a muchas dificultades como la soledad y ahora el distanciamiento social, señala la ONG Uni3 a DW. Ahora, enfrentan la delicada situación de los servicios.
Además de la soledad, Pérez Ocanto señala que entre las dificultades que viven los adultos mayores en Venezuela y que afectan su calidad de vida «preocupa la insuficiencia de centros especializados para la atención de enfermedades mentales, las cuales lamentablemente han ido en ascenso, además del alto costo de las medicinas». No menos importante ha sido «el problema del transporte público, que constituye una verdadera tragedia para los adultos mayores, por cuanto no se respetan los precios preferenciales en los pasajes, existe maltrato por parte de los conductores, y no se dispone de los mecanismos para facilitar el acceso a los medios de transporte», agrega Ocanto.
«Antes era mejor ser viejo»
Litaleva es una profesora jubilada, de 74 años de edad. Hace unos años enviudó, su esposo era médico y su único hijo emigró a España. Litaleva vive en un apartamento grande en una zona acomodada de Caracas. Sola y aún con tres pensiones, (la de adulto mayor, la de viuda y la de su lugar de empleo) le es casi imposible hacer el dinero para llegar a fin de mes. «Antes, mis abuelos y mis padres no tendrían tecnología pero había comida, era barata y no pasaban hambre como paso yo», le cuenta a DW.
«Ahora, todas las diligencias se hacen por internet, cuando hay, porque aquí se cae la señal mucho y yo no se manejar todas las aplicaciones, no tengo quien me ayude y ahora por el coronavirus nadie puede venir a ayudarme», agregó Litaleva. Para ella, el distanciamiento social comenzó mucho antes de la pandemia porque «antes las personas cuidaban de sus seres queridos, vivían juntos con sus nietos y bisnietos, ahora todos creen que un audio o un dibujo en un chat de whatsapp es lo mismo que un abrazo», se lamenta.
«Yo estoy esperando la muerte, ¿qué más puedo esperar?»
Eduardo también es viudo y tiene 82 años, pero vive junto a su hija soltera y sus tres nietos. Reside en una zona popular de Caracas en un apartamento que compró en los 60’s trabajando como mecánico de autos. Eduardo recuerda en DW que «en esa época cualquier trabajador podía comprar vivienda, uno pagaba cómodas cuotas, esa era la Venezuela de las oportunidades con la que acabó Maduro, porque Chávez era otra cosa, él si nos ayudó», cree.