Política y coronavirus
La política venezolana desde el comienzo de las acciones para controlar la pandemia del Covid-19 tomó rutas interesantes.
Para finales del pasado año el régimen vivía situaciones extremas en materia de control social. El maremágnum de protestas que tenía que atender hacían una calle cada vez más difícil. Vale decir que en los medios populares la intensa represión ya estaba llegando a sus límites, por lo que se veía poco efectiva para aliviar la presión de calle.
Y llega el Covic-19. Un inmenso reto sanitario. Un virus que en Venezuela encuentra un sistema sanitario en condiciones lamentables. En consecuencia es de entender que el régimen entendía que la única manera de luchar en su contra era evitar esa presencia, y cuando llegara, que fueraen las circunstancias más leves posibles.
Para eso apela a una estrategia militar independientemente de su costo. Así se decide promover la “cuarentena social”, hacer que las personas se encierren en sus residencias para evitar el contagio y su propagación. Lo que debe suceder a todo costo.
Como se trata de un objetivo para la sobrevivencia, todos han tenido que aceptar los dictados del régimen. Y así ha logrado que la sociedad en su conjunto se le someta. Entonces políticamente hablando le ha sido favorable.
En lo político, desde su posición de comando, el régimen llama al país a un gran acuerdo nacional, figura que pasa por el necesario reconocimiento de Maduro como Presidente de la República. De lograrlo fracturaría la estrategia opositora, en especial la internacional, por cuanto si el país, con todos sus sectores sociales, económicos y políticos reconocen la presidencia de Maduro, ¿cómo puede ser él el punto de duda de la comunidad internacional? Y lograría con esta estrategia una de sus mayores aspiraciones y así contrarrestar el reciente señalamiento del sistema judicial de los Estados Unidos.
La oposición representada por la Asamblea Nacional que tiene a Juan Guaidó como Presidente se mantiene en su estrategia, que pasa por la salida de Maduro. Esta estrategia tiene el aval de parte importante de la comunidad internacional y de centros financieros que han manifestado estar dispuestos a ayudar se se logra un gobierno de transición. Este argumento tiene un gran impacto político con el Covid-19.
El problema es que los venezolanos necesitan adquirir alimentos, medicamentos, agua potable, electricidad, entre los más vitales, recursos que la gran mayoría de la población tiene que hacerse de ellos cada día para sobrevivir y que la cuarentena le impide salir en su búsqueda. De ahí lo inhumano de la medida, tomada para ser ejecutada a la fuerza sin considerar las necesidades de la población.
Aquí está el punto de ignición de un gran problema. Una sociedad sufriente al extremo vive bajo el dilema de sufrir a brazos cruzados en un sillón o sufrir en la calle. Y quienes deciden salir para resolver se exponen al contagio y luego a ser agente de propagación de la enfermedad, propagando el Covid-19.
En conclusión. Para atender a la población hacen falta recursos que los puede disponer el país en tiempo breve si se alcanza un gobierno de transición.
Si la oposición acuerda con Maduro destruye toda su estrategia. Se gana el desprestigio de los países que le apoyan y se expone a tener que posponer ilimitadamente su intención de resolver la crisis social nacional. Como falta el gobierno de transición, la comunidad internacional tendría que revaluar su estrategia.
Si Maduro conserva la presidencia, hay el peligro de que se agrave el problema de la pandemia, y la posibilidad de un problema social significativo.
Así, la política está hoy jugando junto con el coronavirus.