Motín en cárcel de Siberia desemboca en batalla campal e incendio
Moscú, 10 abr (EFE).- Un motín declarado en protesta por los malos tratos en una penitenciaría de la región siberiana rusa de Irkutsk derivó hoy en una batalla campal entre los presos y la policía, y un incendio que los bomberos aún intentan sofocar.
«Se trata de toda una batalla campal. Pese a las afirmaciones del Sistema Penitenciario Federal de Irkutsk, que asegura que el motín ya fue sofocado, los testigos informan de un incendio en la penitenciaría, con coches de bomberos y ruido de explosiones», publicó en su página de Facebook el activista de derechos humanos Pável Glushenko.
El activista cifró en unos 1.300 a los reclusos que se encuentran en el interior de la prisión de la ciudad de Angarsk, que está situada a más de 5.000 kilómetros de Moscú.
«Los presos son golpeados y derribados con chorros de agua», afirmó, y como prueba mostró varios vídeos y fotos tomados con un móvil en los que se puede ver cómo arde la prisión.
De momento se desconoce el número de víctimas, pero, según Glushenko, algunos reclusos han llamado a sus familiares pidiendo ayuda y afirmando que los «están matando».
El servicio de prensa de la entidad penitenciaria, citado por la agencia Interfax, aseguró que este jueves, a la hora de la retreta, uno de los reclusos, «especialmente peligroso», se negó a ser cacheado y comenzó a agredir verbal y físicamente a los guardas.
Posteriormente, instó a sus compañeros de bloque a sumarse a su protesta, tras lo que estos a su vez rompieron los cristales de las cámaras de seguridad.
En tanto, el movimiento Por los Derechos Humanos, dirigido por el veterano activista Lev Ponomariov, publicó un vídeo del instigador de la revuelta, en el que aparece con el antebrazo izquierdo vendado, con restos de sangre, y denuncia haber sido objeto de una paliza.
«Me golpeó el agente del guardia Kultínov, por eso me corté las venas, porque la policía abusa, no es la primera vez que pasa», dice, mientras muestra marcas de golpes en su espalda.
Según la ONG rusa, el recluso fue secundado por otros 17 presos que también se cortaron las venas.
El movimiento denunció que el jefe de la prisión ordenó reprimir a los reclusos en vez de intentar esclarecer los hechos de abusos supuestamente cometidos por los guardias carcelarios.
La violencia carcelaria en Rusia está a la orden del día. Apenas un año atrás, la defensora del pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, recibió alrededor de 4.000 quejas de presos sobre abusos, hacinamiento o tratamiento médico inadecuado en 2018.
En julio de 2017, trascendió el caso de varios empleados de una prisión de la ciudad rusa de Yaroslavl, a unos 300 kilómetros de Moscú, que fueron detenidos bajo sospecha de torturar a un preso.
El suceso tuvo gran repercusión internacional tras la difusión de un vídeo en el que se ve cómo trabajadores de la penitenciaría golpeaban salvajemente a un reo. EFE