«En revolución, los sindicatos deben desaparecer»

Opinión | abril 23, 2020 | 6:11 am.

El 1º de mayo de 1886 400 mil trabajadores iniciaron la huelga en Chicago, EEUU, que resultó sangrienta. “El plomo es la mejor alimentación para los huelguistas”, titulaba un diario de la época.

En Venezuela se celebró por primera vez en Maracaibo, en 1936. el General Eleazar López Contreras, presidente de transición de la dictadura de Juan Vicente Gómez trasladó la celebración para el 24 de Julio, día natal del Libertador. El Presidente General Isaías Medina Angarita fija en 1945 por decreto el 1º de mayo como el Día del Trabajador.

La Iglesia celebra este día la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, instituida en 1955 por el Papa Pío XII.

Conmemorando esa fecha la Iglesia marcó pauta en derrocar la penúltima dictadura militar, la liderada por el General Marcos Pérez Jiménez. Lo hizo con lectura en templos de la Carta Pastoral de 1957 que tuvo repercusión mundial, y cuya autoría se le atribuyó el presbítero de Catia y líder de la Juventud Obrera Católica, Feliciano González. Y él lo admitió en el discurso “Clase Obrera y Movimiento Obrero” pronunciado en Asamblea Legislativa de Aragua con motivo del 1º de mayo de 1980.

El castrense régimen que preside Nicolás Maduro, chofer de autobús del Metro y que como sindicalista era tildado de reposero. se le caracteriza por represión y asesinato de sindicalistas.

Condenado a muerte tiene al sindicalista Rubén González, secretario general del sindicato de Ferrominera Orinoco, preso el 29 de noviembre 2018 por guardias nacionales en Anaco junto con 60 trabajadores de empresas básicas de Guayana, cuando retornaba de una protesta laboral en Caracas. Al final quedó sólo él y fue recluido en la cárcel La Pica, de Monagas, donde padece grave enfermedad.

La Alta Comisionada de ONU para los DDHH, Michelle Bachelet, y la OIT exigen liberación inmediata del sindicalista, quien ya en 2011 fue preso por dirigir huelga de ferromineros que exigía cumplir el contrato colectivo.

No ha transcurrido un solo año en el cual no haya sido ultimado un sindicalista y los ejecutores quedaron impunes.

En el desgobierno mal llamado bolivariano suman 538 los asesinados por actividad sindical, de ellos el 90% vinculado con el sector construcción.

Resaltan 2003 con siete crímenes; 2004 con nueve. Cifras de Provea refieren más de 400 trabajadores asesinados entre 2005 y 2015 y observa que en 2007 “Venezuela es el segundo país en el mundo más peligroso para los sindicalistas”. En 2012 se habla de la existencia de sicariato y de 77 víctimas. Del 2015 al 2018 se contabilizan 31 crímenes.

Tenemos fundamentadas razones para sospechar de la extraña muerte de Francisco Alarcón Orozco, secretario del sindicato Corpoelec, oficialmente considerada como un suicidio.

José Antonio Cotua, dirigente de sindicato de construcción, el 15 de septiembre 2019, fue ultimado a balazos en Barcelona.

El narco régimen se propuso acabar con el sindicalismo pulcro. Fomentaron políticas intervencionistas, paralelismo sindical extendido a los mismos adversarios del régimen; auspició las delictuales milicias obreras que, como su nombre lo indica, tienen un cometido militar.

Plena vigencia le dieron a la consigna lanzada por el Teniente Coronel Hugo Chávez en el año 2005: “En revolución, los sindicatos deben desaparecer”.

Al margen. Organismo contra corrupción y crimen organizado (Occrp) acusa que familia de MinDefensa aparece en red de negocios de 24 empresas y 15 propiedades por $4.5 millones, en parte en EEUU. Y relaciones con Cadivi para importaciones por $4millones.

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