Coronavirus aliado en la guerra
“Gracias (anteponemos el des) nuestro presidente Nicolás Maduro Moro”, frase del G/D Rodolfo Marco Torres, carabobeño gobernador “de nuestro querido y amado estado” Aragua, celebró la única misa con público, escaso por supra escogencia. Lo hizo aunque por decreto prohibió concentraciones y aglomeraciones, para prevenir propagación del coronavirus. No tuvo fieles, sí cómplices.
Conferencia Episcopal también pospuso “actividades de carácter formativo y catequético; procesiones, fiestas patronales, peregrinaciones y actos religiosos”.
En misa de ese Jueves Santo, el Papa ofició en basílica de San Pedro, vacía para evitar contagios. El Domingo de Resurrección su Santidad oró por “soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”. Expresiones que el Maduro censura, omite cuando saluda el mensaje del Papa
Padre Numa Molina dio en Iglesia de San Francisco una reflexión al decir que a la Venezuela con mayores reservas de petróleo, deberíamos convertirla en primera del mundo en lo espiritual.
A Maduro le pidió leer el salmo responsorial 115.
“Oración a nuestro Señor Jesucristo, redentor del humilde, revolucionario y salvador del mundo. A él en mi sentimiento de cristiano practicante, pido siempre por protección de salud y Paz del pueblo. ¡Cristo nos Abraza! Esta Eucaristía nos acerca a Dios y renueva la fe en nuestro Cristo que nos lava y nos llena de fortaleza para la batalla diaria. ¡Dios Nos Bendice!
MinDefensa, G/J Vladimir Padrino López tuvo la última oratoria. Antes, el miércoles santo, recibió en Fuerte Tiuna con parte del alto mando la procesión Nazareno de San Pablo: “feligresía militar te aclama y pide tus bendiciones y protección para todo el pueblo. Pedimos un mundo más humano y solidario, donde la vida prevalezca”.
En su putridez quedó el desmesurado madurismo del enchufado William Castillo, quien se desbocó contra el Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas. Le acusó de “imponer su agenda seudo religiosa y abiertamente criminal”. Arengó que al realizar la procesión expuso “salud de la feligresía; irresponsable, confiésese, arrepiéntase”.
En la celebérrima ceremonia al apadrinado Maduro le secundaban en su grotesca expoliación la alcaldesa del municipio Libertador de Caracas, Érika Farías; G/J Luis García Carneiro, gobernador de estado Vargas; A/J Remigio Ceballos, comandante del Ceofanb, y el ya obeso jefe de Gobierno del Distrito Capital, Darío Vivas.
Una acción propiciada en perverso afán de mantener el poder: “No nos vamos a dejar tumbar”, es proclama del Tte Cabello, segundo en el mando, jefe de espuria Constituyente. Amenaza con “la furia bolivariana. Si jorungan avispero le pueden caer las avispas”.
La peste china, de la cual sólo están exentos 16 países del planeta, es aprovechada para ejercer la funesta política del narco régimen. Recurren al engaño, al chantaje con el apátrida carnet rojo, la persecución. 53 presos por referir el proceso.
Descubrieron el nuevo Dorado. Una demostración se palpa en los asesinatos del Tcnel. Ernesto Solís, comandante del Fuerte Tarabay de Tumeremo y su chofer sargento Gustavo Flores. Desde el año pasado, familiares de mineros acusaron a Solís ante la Fiscalía en Puerto Ordaz por 400 desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales. Incluyen robos y abuso sexual de mujeres.
Con ostentación usan de aliado a la coronavirus en la guerra a la democracia.
Al margen. La revista Semana tenida -y temida- por destapar escándalos de corrupción, dedica su última edición al régimen del paisano apadrinado Nicolás Maduro. Manguanga contra Colombia, muestra ministro de Información, Jorge Rodríguez y deduce que se preparó un falso positivo para justificar un ataque militar contra Venezuela.