AP: Coronavirus y cárceles latinoamericanas son un cóctel explosivo
En la cárcel de Puento Alto de Santiago de Chile ocurrió el mayor brote de coronavirus en un centro de reclusión, más de 300 infectados, indicó un artículo de AP.
«Fue imposible frenar el contagio. Tras las rejas, no hay manera de rastrear la huella del coronavirus. Son todos contactos de todos”, dijo la enfermera del presidio Ximena Graniffo.
Hasta ahora las autoridades han reportado casi 1.400 contagiados entre convictos y guardias y en torno a una veintena de muertos en distintos países; Perú, se ha llevado la peor parte: más de 613 casos confirmados y al menos 13 fallecidos.
En América Latina más de un millón y medio de presos no están recibiendo visitas, están hacinados, sin agua y con poco jabón para asearse; la tensión en los penales, plagados desde antes de violencia, corrupción y con autogobierno de los presos, no para de crecer y los motines se multiplican.
En Colombia han muerto 23 presos, se fugaron más de 1.300 en Brasil cuando se anuló una salida temporal que favorecería a unos 34.000 internos y en Argentina más un millar está en huelga de hambre.
“Esto es una bomba de tiempo”, aseguró a AP un preso del centro de México. No se refería a la epidemia. “Tengo más miedo a que con tanta restricción haya un motín”, aseguró al otro lado de la línea de uno de los objetos prohibidos más deseados en cualquier prisión, un celular.