Análisis ND: EEUU y su política del garrote y la zanahoria contra Maduro
Estados Unidos ha lanzado una ofensiva en los últimos días para promover un proceso de transición en Venezuela.
El último ofrecimiento de la nación norteamericana es polémico y plantea la posibilidad de que el mandatario chavista pueda competir en unas elecciones presidenciales post transición.
Esta política está caracterizada por dos elementos que forman parte de la tradición estadounidense: el garrote y la zanahoria.
Departamento de Justicia saca el garrote
Un movimiento audaz del Departamento de Justicia de EEUU ventiló los resultados de una investigación que llevaba varios años sobre una red de narcotráfico dirigida por altos funcionarios venezolanos. En esta presentación se anunció una recompensa de $15 millones por información que lleve a la captura de Nicolás Maduro; y $10 millones por Diosdado Cabello y Tareck El Aissami. También por la captura de los mayores generales (r) Hugo Carvajal y Clíver Alcalá, quienes habían roto con el chavismo y reconocido a Guaidó como Presidente (e) en 2019.
Tras esta acusación el panorama político venezolano cambia radicalmente. Los altos jerarcas del chavismo quedan señalados por narcotráfico. – acusación que no preescribe – haciendo mucho más difícil las relaciones comerciales de empresas internacionales con el Estado venezolano. Un claro ejemplo de ello es la estatal rusa Rosneft, que se retiró de Venezuela tras ser sancionada por EEUU.
El Departamento de Estado muestra la zanahoria
Días más tarde, el Departamento de Estado norteamericano ofreció una salida a Maduro y a su entorno, en especial al Alto Mando de la Fuerza Armada, sugiriéndoles aceptar la conformación de un Consejo de Estado paritario conformado por cinco personas que desempeñaría las funciones del Ejecutivo. La única condición no negociable era la renuncia de Maduro.
Ese Consejo sería conformado por cinco miembros en la que “cada partido o coalición de partidos con un 25%” de miembros de la AN – es decir el Gran Polo Patriótica y la Mesa de la Unidad Democrática – escogerá dos miembros, uno de los cuales debe ser un gobernador.
El quinto miembro, que fungiría como presidente encargado durante el período de transición, sería elegido por los cuatro componentes iniciales y no puede ser diputado o magistrado al TSJ, además de que no se le permitirá presentarse como candidato a las comicios presidenciales que deben ser convocados entre 6 y 12 meses tras su conformación.
También se revocaría el desacato al que ha estado sometido la AN, permitiendo la vuelta de diputados exiliados o presos, caso Juan Requesens (PJ-Táchira), y con todas sus competencias constitucionales de vuelta le tocaría nombrar nuevos integrantes del TSJ y CNE.
Maduro sí puede ser candidato, con matices
El numeral de la propuesta que se refiere a los comicios para elegir al Presidente y al poder Legislativo dice que “cualquier ciudadano venezolano apto conforme a la Constitución de 1999 puede presentarse a las elecciones”, por lo que sin ningún impedimento legal en el país, Maduro podría ser el eventual abanderado del chavismo.
Esta percepción fue confirmada por la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, quien dijo en una entrevista tras la propuesta que «Nicolás Maduro y Juan Guaidó podrían eventualmente participar en unas elecciones libres en Venezuela». Aclarando que, al ser el Consejo de Estado el que llame a elecciones, se garantiza que “sean justas y libres, no como en el 2018”.
Igualmente el enviado especial de EEUU para Venezuela, Elliott Abrams, en unas declaraciones a la Voz de América reiteró que “Maduro podría postularse” a la presidencia en unas eventuales elecciones tras la transición, al tiempo que precisó que “solo hay una persona en Venezuela que no puede postularse y es quien sea presidente interino bajo el consejo de Estado”.
Sin embargo, para el funcionario norteamericano Maduro tendría «cero opciones de ganar” en unas elecciones libres, lo que revela el trasfondo de la propuesta que ofrece la posibilidad de competir al mandatario chavista, con el fiel convencimiento de que será derrotado en unos comicios realizados por un nuevo ente electoral, escogido en el seno de la AN.
Por su parte, otras voces, tal vez la más importante de todas, como la del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, rechazaron la postulación de Maduro, detallando que el mandatario chavista «no volverá a gobernar de nuevo» y fue tajante al afirmar que tras la propuesta que “Nicolás Maduro no podría ser candidato presidencial”.
«No vemos esto como una oportunidad, sino simplemente como la progresión del retorno de la democracia… Nicolás Maduro no gobernará de nuevo y eso no ha cambiado (…) El Departamento de Estado y el Gobierno de EEUU están ejecutando todo lo posible para devolver la democracia a Venezuela, les estamos dando la posibilidad», agregó el jefe de la diplomacia norteamericana.
Pero también hubo diferencias entre las declaraciones de Ortagus y Pompeo, cuando la portavoz enfatizó que EEUU no apoya ningún partido en Venezuela, y que si bien simpatizan con Guaidó, solo están en búsqueda de “un gobierno de transición” que permita superar la grave crisis política y social que existe en el país.
Para Pompeo, la propuesta es un espaldarazo a Guaidó, a quien calificó como el político más popular de Venezuela, al tiempo que afirmó no dudar de que este fuese el candidato de la oposición en unos eventuales comicios.
“Apoyamos el trabajo de Juan Guaidó. Es el político más popular de Venezuela y ganaría las elecciones (…) Si nuestro plan de transición se adoptase, habría un gobierno de transición por 9 o 12 meses para celebrar elecciones en la cual lógicamente Guaidó será el candidato de los partidos democráticos. Vemos esto como un apoyo para Guaidó”, puntualizó.
Otro de los que analizó la propuesta y la posibilidad de que Maduro abandone el poder, sin tener oportunidad de volver a competir por la presidencia, fue el exfuncionario estadounidense y vicepresidente del centro de estudios Council of the Americas, Eric Farnsworth, quien dijo a Efe que «Maduro tendrá que decidir su propio futuro, pero hay una negociación que se puede hacer: retirar los recientes cargos en su contra”, con la condición de “que deje el poder y salga del país”, lo que descartaría una posible nominación a la primera magistratura de Venezuela.
Si no acepta la zanahoria, el garrote: El caso de Manuel Noriega
Así lo manifestó, James Story, encargado de negocios de EEUU en el país operando desde Bogotá, colombia, quien considera la propuesta como un punto de partida para que los venezolanos tomen la decisión definitiva de que hacer para superar la crisis.
Story aclaró, en principio, que la Casa Blanca no tiene control sobre el Departamento de Justicia , poniendo en contraparte al poder Judicial en Venezuela que, a su juicio, responde al Ejecutivo.
“Lo que muestra el juicio, hasta el momento, del Departamento de Justicia es que en los Estados Unidos hay separación de poderes (…) dentro del régimen de Maduro, ellos no entienden esta figura, porque para ellos lo que manda el jefe (Maduro) todos lo tienen que hacer, para nosotros no es así”, explicó.
Sin embargo, Story abrió la posibilidad a que la justicia norteamericana ceda a las pretensiones de la Casa Blanca de eliminar las acusaciones en contra de Maduro y su entorno, por el “bien de Venezuela” y la restitución de la democracia en el país; además de ofrecerle la libertad a los venezolanos de decidir qué hacer con estos personajes, una vez abandonen el poder.
“Si se puede tener conversaciones. En el caso de Panamá hicimos ofertas a Manuel Noriega, en la década del 80 (…) Pero puede ser que los venezolanos decidan otra fórmula y hay que pensarlo bien”, argumentó antes de destacar que “no estamos hablando solamente con Maduro y las personas involucradas en actos de terrorismo, estamos hablando con el pueblo de Venezuela, con todos los que quieren un futuro mejor”, argumentó.
“Ahora le toca al pueblo de Venezuela decidir cómo enfrentar y tejer una solución, en ese sentido”, insistió el diplomático, que no quiso hablar de una posible candidatura de Maduro, pero dejó abierta la posibilidad de que se archive la investigación en contra del mandatario chavista y de su entorno, lo que permitiría que se postulará si los mismos venezolanos lo deciden, en una negociación interna.