Venezuela sufre el coronavirus
La salud es preciada. Perderla implica sufrir pues los efectos de las enfermedades son cuantiosos. Más allá del dolor y la debilidad, del sufrimiento corporal, hay que añadir consecuencias económicas y sociales, entre otras.
El área de la salud en Venezuela tiene inmensas debilidades y desde hace tiempo. Más allá del coronavirus, se conoce de las numerosas protestas de profesionales y técnicos del sector. El sector se caracteriza por la carencia de personal especializado, falta de insumos, fallas en los servicios públicos, de equipos e instrumentos de trabajo. Todo esto lo saben – porque lo vive – los venezolanos, por lo que no caben ni el el maquillaje ni las mentiras que pretendan ocultar la verdad.
Ahora se agrega el Covit-19, declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud.
Como dice el pueblo: “…cuando éramos muchos, parió la abuela”. Ya el régimen, por declaraciones de altos funcionarios, confirma la existencia de casos; información valiosa para el venezolano; más parece cargada de tintes políticos por parte del régimen que está habituado a esconder realidades. Por ejemplo la desinformación de los índices epidemiológicos. Entonces cabe la pregunta: ¿Por qué ayer no y hoy sí? Dejando a un lado la política, es de reconocer que ahora se actúa correctamente.
En materia económica el impacto es grave, por cuanto ese objetivo de debilitar al sector privado ahora tiene consecuencias. En efecto, el trabajador que ocupa puestos dentro de las empresas públicas y privadas recibe remuneraciones miserables, que no alcanzan para cubrir un mínimo de necesidades. Entonces el trabajador o abandona el trabajo o busca hacer otra actividad además del empleo. En consecuencia, ese trabajador, con el objeto de sumar para hacerse de una renta aceptable, acude a la “economía del resuelve”.
La economía del resuelve funciona en ámbitos públicos, por laborar dentro del sector comercio y servicios. Trabajadores artísticos, culturales y del entretenimiento que hacen su actividad en espacios públicos que resulta prohibido por cuanto esos grupos constituyen los espacios ideales para el contagio y propagación de la enfermedad. Entonces, esos trabajadores que migraron a la economía del resuelve ahora tienen paralizada su actividad. ¿De qué viven ahora? Afortunadamente esa realidad es temporal. Lo que es incierto es determinar cuánto dura esa temporalidad. Y entiéndase, esa economía hoy en día es la fundamental, algo que en el mundo, incluso en países atrasados, resulta insólito.
Esta realidad que ahora pesa sobre el trabajador provoca que disminuya su ingreso y su capacidad de consumo. Ello provoca que se deprima aún más el mercado, lo que impacta sobre las ventas y en consecuencia sobre la producción. Al haber menos ventas los costos, en especial los fijos, tiene que cargarse sobre un menor número de unidades aumentando el precio. Siendo éste otro factor que impacta negativamente sobre la competitividad de las empresas en el mercado.
Por la presencia del Codvit-19 se paraliza el sector educativo, como es de esperar, por lo que ahora se suman nuevos días de inasistencia como los concedidos últimamente en el feriado de carnaval. Entonces: o se amplía el lapso académico o tendremos a futuro una fuerza laboral incompetente.
En otros países, los gobiernos que administraron con racionalidad cuentan con reservas para aminorar el impacto económico que provocan hechos lamentables emergentes. En Venezuela, un régimen que en casi 20 años recibió más de un billón de dólares, hoy carece de recursos para aminorar los impactos que genera la pandemia.
Se pueden enumerar los efectos que genera el Codvit-19. Más los venezolanos tenemos un “plus”. Un régimen en el poder que agravará nuestra realidad.