Respetología
El respeto es una pieza fundamental para la construcción de una buena y adecuada ciudadanía. Es uno de los factores que deben converger para que nuestras sociedades avancen hacia el camino de la convivencia y el desarrollo pleno.
Un ciudadano es por concepción un ser respetuoso. Un ciudadano debe saber y entender que el otro existe y que posee iguales derechos que él; debe comprender que el buen vivir está basado en el respeto mutuo y el crecimiento de ambos.
Una persona que conozca y defienda sus derechos, pero que tercamente trate de desconocer los derechos del otro, es por esencia un ser irrespetuoso y por consiguiente no puede ser calificado como ciudadano. Tal vez como habitante o civil, mas no como ciudadano.
El ciudadano es parte de la ciudad, en su pensamiento más básico y sencillo. Por lo tanto posee responsabilidades y respeto hacia los otros. No obstante, cuando un individuo no asuma sus responsabilidades o no quiera ser respetuoso con los demás, de hecho perdería el ejercicio de su ciudadanía.
Entonces, el respeto es la base de un ideal sistema de vida comunitaria. Es parte de una forma de vivir, donde cada quien está ubicado en un lugar y reconoce todo su entorno.
El respeto inicia en un proceso introspectivo donde cada ciudadano asimila sus deberes y derechos y exige en el vecino que haga lo propio, como lo afirmamos arriba. El respeto, en este sentido, es una cuestión de todos los que forman parte de la comunidad.
Aquí es una obligación hacer un apartado y recordar que el respeto no solo se mide con palabras educadas o consideradas sino con acciones. En saber que cada una de nuestras actividades u omisiones poseen un impacto positivo o negativo en la comunidad, en la sociedad donde ejercemos nuestra vida diaria.
Por ejemplo, debemos saber que la música con volumen exorbitante a altas horas de la noche no es respetuoso para los demás. Y debemos saber que al cometer un delito o falta por pequeño que ésta sea tiene una repercusión en el resto de las personas de la comunidad.
El respeto no solo se limita a las reglas de tránsito o en el acatamiento de las leyes, sino que va más allá. El respeto tiene que ver de nuestro valor como partes de una sociedad, de nuestra contribución al desarrollo de la ciudad donde vivimos o trabajamos.
La respetología, término que introduce nuestro amigo locutor, abogado y profesor universitario Marco López Barreto, define una técnica personal y social que, a partir de los valores, soportados a su vez en “el respeto como valor máximo”, está centrada en el crecimiento permanente de cada uno de los integrantes de una ciudad.
Sobre este tema, conversamos la semana pasada en nuestro programa Gente y Ciudad. Allí disertamos sobre la necesidad de fomentar el respeto en las ciudades modernas, de la vital práctica del reconocimiento del otro y de sus derechos, de vernos en un espejo para poder crear condiciones de vida.
Marco López nos habló de la labor que se viene desarrollando a través de talleres de Respetología en la persecución de la creación de consciencias sobre el papel solidario que debe existir en nuestras sociedades y del rol que cada uno de nosotros juega para el buen vivir en sociedad.
Es un deber de todos mejorar cada día, ser más participativos, más respetuosos y más proactivos; las ciudades no son sus edificaciones, ni sus calles, las ciudades son sus ciudadanos y la tarea que tenemos frente a nosotros es mejorar como seres humanos para mejorar el ambiente donde vivimos. Desde Gente y Ciudad seguimos adelante en esta labor para construir un mañana mejor.
@malemalaver
Junta Directiva Nacional del CIV y Presidente de la ONG Gente y Ciudad