¿Quién es Otoniel Guevara Pérez? (I)

Opinión | marzo 5, 2020 | 6:20 am.

Nadie en el régimen cree ser responsable de violaciones de derechos humanos a los Guevara, pero olvidan algo. Si no es por la represalia anunciada por Chávez contra ellos cuesta entender su privación ilegitima de libertad. No se trató de diferencias políticas, aunque se empeñaran en vincularlos a Carlos Andrés Pérez. Era rencor, con matices de justicia y verdad, moldeado en una venganza jurada por allá en 1992.

Tarde o temprano aquí todos tenemos una fecha de expiración. Llegó la de Chávez. Y continuó la venganza, pues el encono seguía intacto entre conspiradores y golpistas que vieron en el comisario Otoniel José Guevara Pérez un “enemigo”, sobre todo después de su llegada a la llamada “cuna de la rebelión militar”.

Hace seis semanas, el ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, Luis Velázquez Alvaray, aseguró en un artículo titulado “Del Fiscal Anderson al Fiscal Nisman”:

“Se encarceló a quienes no eran los verdaderos autores del crimen. Los hermanos Guevara fueron ajusticiados indefinidamente, bajo maniobras tuteladas por la gran estructura criminal conocida como la banda de los enanos. Los mismos asesinos, como dueños de los tribunales y la fiscalía, buscaban culpables y se premió a los diabólicos: José Vicente Rangel, Isaías Rodríguez, Jesse Chacón y la larga lista de la banda de los enanos encabezados por Maikel Moreno y Raúl Gorrín”.

En una entrevista televisada, emitida por la televisora “SOi TV” el 9 de mayo de 2012, Velázquez Alvaray mencionó, entre otras cosas:

“…al día siguiente de la muerte del Fiscal del Ministerio Público Danilo Anderson, se reunieron altos representantes del gobierno y dijeron que tenían ‘luz verde’ para acabar con la vida de los hermanos Guevara”.

Según la periodista Sandy Ulacio, con anterioridad, Hernando Contreras Pérez, uno de los cinco fiscales comisionados para investigar la muerte de Danilo Anderson reveló esa reunión y el propósito de la misma. A la par “denunció que en una oportunidad se reunieron los fiscales con el fiscal general para plantearle que con un solo testigo (Giovanni Vásquez) era difícil imputar a los Guevara. “El doctor ante nuestra inquietud, nos dijo: ‘ustedes despreocúpense, este caso está entubado hasta el TSJ´, y efectivamente así sucedió”, declaró Contreras”.

Al correr el velo, años después de los hechos aludidos por ellos, Velázquez Alvaray y Hernando Contreras lo confirman. Fue una venganza. También palabras de Hugo Chávez ratifican esa realidad. Su verbo encendido la anunció luego de preguntar tres veces: ¿quién es Otoniel Guevara Pérez?

Eso fue cuando cumplía 47 años, un 28 de julio de 2001, en rueda de prensa desde el Perú sobre el caso de Wladimiro Montesinos. En esa oportunidad, su mención de José Vicente Rangel ratificó previamente el delito de éste, tácito en “la persecución y montaje” del caso “Poliguevaras de temer”.

“Bueno, Otoniel Guevara, que está aquí -en Perú-, este es el caballero Otoniel José Guevara Pérez… Todos estos caballeros yo tengo la fe en que deben ir a prisión. Estoy seguro que hoy cuento y confío con la justicia venezolana y los cuerpos de investigación y todo lo que se está investigando, y todo el que tenga que ir a prisión porque esté complicado y haya cometido delitos”.

Antes de responderse la pregunta ¿quién es Otoniel Guevara Pérez?, exteriorizó esa intención tras responsabilizar a Otoniel, junto a otros “caballeros”, de la presencia de Montesinos en Venezuela, avalando una causa penal en la cual fue sobreseído definitivamente por el TSJ en 2010.

Chávez, sin poder ocultar su resentimiento, también desvirtuó el ingreso del comisario Otoniel Guevara a la extinta Disip luego del “Caracazo”, atribuyéndole carácter criminal a sus actuaciones policiales, dejando ver una manifiesta enemistad con él, que más tarde vició el caso que lo mantiene en la cárcel, imposible esperar algo distinto luego de vociferar en clara alusión a Otoniel:

“…es enemigo del pueblo venezolano, enemigo del Gobierno venezolano y enemigo de la revolución y enemigo de Hugo Chávez.”

Repetido en exceso, el término “enemigo” implicaba una condena anticipada cuya motivación afloró en boca de quien se presentaba ante el mundo, desde Perú, como el adalid de la justicia y la verdad:

“…este caballero fue ascendido el primero de abril de 1992, 1992, dos meses después de la rebelión militar del 4 de febrero. Lo ascienden y lo colocan en un cargo de altísima confianza: Dirección de Secretaría General de la Disip, era director de Secretaría General, al lado del jefe de la Disip de entonces del gobierno de Carlos Andrés Pérez, y ahí estuvo varios meses hasta que el 31 de agosto del mismo año 92 lo mandan a Maracay y fue jefe de la Disip en Maracay. ¿Qué pasaba en Maracay entonces? Maracay había sido la cuna de la rebelión militar, allí fue que tuvo mayor fuerza el movimiento de insurrección popular y militar, y en Maracay seguía fermentando la revolución en las calles y en los cuarteles. ¡Qué casualidad que lo mandan a él a Maracay como jefe de la Disip! …a él le tocó enfrentar la segunda rebelión, era jefe de la Disip en Maracay cuando ocurre la rebelión del 27 de noviembre de 1992, la segunda rebelión militar en Venezuela de aquel año, y él era el jefe de la Disip en esa ciudad precisamente.

¿Fue acaso casualidad que lo mandaran a esa ciudad precisamente? No. Era un hombre de altísima confianza del gobierno de Carlos Andrés Pérez para enviarlo a la ciudad más caliente, donde había reventado la primera rebelión. Donde se intuía que iba a reventar otra y reventó al fin. ¡Y cómo atropellaron al pueblo! ¡Y cómo atropellaron a los familiares de los militares en prisión! ¡Cómo atropellaron! ¡Cómo violaron y cómo mancillaron al frente de este cuerpo político! Esos son unos mafiosos, ¡qué no harían cuando eran policías activos si ahora han hecho todo lo que han hecho! ¡Qué no harían cuando les daban el poder que tuvieron para matar! Una especie de 007… con permiso para matar a quien sea, donde sea y cuando sea, sin rendirle cuentas a nadie. Estos eran los jefes de la policía de Carlos Andrés Pérez, un grupo de mafiosos. Sólo es la verdad”.

Después de muchos intentos por materializar su propósito, en un contexto donde se usó herramientas de comunicación masiva para exponer públicamente a los “Poliguevaras”, el 26 de noviembre de 2004, el Presidente de la República los señaló de “autores materiales” del asesinato del Fiscal Danilo Anderson, al mismo tiempo un Reconocimiento Médico Legal determinó que Otoniel, Rolando y Juan Guevara presentaban “huellas de torturas y maltratos”.

Igualmente hicieron ese mismo día el Ministro del Interior y Justicia, Jesse Chacón, así como el Director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Marcos Chávez, quienes dieron por sentado la culpabilidad de los Guevara, a parte de llamarlos “asesinos” y “pagados de la C.I.A. y el imperialismo”, claros indicios de criminalización en orden a endurecer indebidas ejecutorias políticas, policiales y judiciales.

Tales adelantos de opinión surgieron alineados con la calificación del asesinato de Anderson de “acción terrorista”, temeridad del TSJ en su acuerdo del 20/11/2004, acentuada al día siguiente por Isaías Rodríguez, habló de “asquerosa acción terrorista”. No era posible hacer esa calificación, inexistiendo la base legal para ello y antes de iniciarse formalmente la investigación, de la cual el Fiscal General comentó el 22/01/2005, “…la investigación continúa”, siendo que la misma correspondió concluirla con la acusación presentada el 13/01/2005.

Para quienes aun no crean que fue una venganza, les sugerimos preguntarse ¿por qué Maikel Moreno, en su condición de juez de control -en minúsculas-, “violentó el debido proceso, convalidó actuaciones irregulares del proceder de la fiscalía y de los organismos policiales y por si fuera poco retuvo indebidamente a Otoniel José Guevara Pérez”?

El actual presidente del TSJ privó de libertad a los Guevara admitiendo “delitos de naturaleza terrorista”, sin competencia para ello. En fase de juicio el juez Luis Ramón Cabrera pasó al sicariato, terminando en un homicidio. Signos de anomalías que el TSJ “entubado”, entre otros, procuró enmendar en el 2010 con una decisión torcida (Exp. 2010-407, Sala de Casación Penal), sobreseyó a Otoniel y sus parientes en el caso de Montesinos, pero recalcó la supuesta vinculación de los Guevara al “homicidio” de Anderson e impuso la censura sobre el caso.

Las acciones irregulares antes expresadas y tantas otras consumadas en este caso, derivadas del encono aventajado en el alto gobierno, descartan del todo que “Otoniel José Guevara Pérez haya desplegado una acción punible, voluntaria y dolosa en perjuicio de persona alguna y menos del Dr. Danilo Anderson”, en igual sentido existen pruebas testimoniales y documentales concluyentes con base a la perversión del ejercicio de la acción penal, en suma, del sistema adversarial acusatorio.

@jolcesal