¡Qué cosa más grande caballero!
Si te alabas a ti mismo, serás simplemente objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te conocen. Esopo
El elogio en boca propia desagrada a cualquiera. Diógenes el cínico
Ciertamente. ¡Qué cosa más grande es Cuba! La revolucionaria, no la de antes, sino el pequeño gigante del Caribe, – valga el oxímoron -. La revolución cubana ha inscrito sus grandes logros en los anales del programa Aunque UD no lo crea. Por eso es conocida como la última chupada del mate, la cima del pino, la Isla de la Felicidad, la última coca cola (zape) fría del desierto, la consentida de los bolcheviques rojos y de los bolivarianos rojo – rojitos.
Entre esas magnas realizaciones, loadas por la propia dirigencia castrocomunista, destacan las siguientes:
Territorio Libre de Analfabetismo: Fidel, El Caballo, el No 1 en la prohibida Lotería de animales, el mayor artífice de la hazaña, expresó en la concentración celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí en diciembre de 1961 ¡Vamos a proceder a izar la bandera con la que el pueblo de Cuba proclama ante el mundo que Cuba es ya Territorio Libre de Analfabetismo!, a pesar de que los enemigos de la revolución, los gusanos y el Imperio no se lo crean. Arguyen que, en realidad, la gente lee pero no entiende, porque lo único que debe entender es que el culpable de todos los males del régimen cubano es el Imperialismo yanqui.
Territorio Libre de Neoliberalismo: El siempre sabio Fidel afirmó que “El neoliberalismo no tiene porvenir y llegará el momento en que todo eso empiece a cuestionarse. Pero tiene que pasar el tiempo y, mientras tanto, tenemos que estar ahí luchando por las cosas más justas, por las ideas más correctas, formando conciencia”. Años después Díaz Canel, el Valido de Raúl, confirmó que a partir del 2019, Cuba es Territorio Libre de Neoliberalismo. Lo odian pero lo disfrutan con la implantación del CUP, casi un euro de valor, para los que pueden comprar en los shopping estatales y, por supuesto. los ilusionados turistas en busca de la Arcadia tropical, quienes tienen derecho a comer vacuno y mariscos. De allí que en Cuba se dice que camarón que se duerme … se lo comen los turistas; para el pueblo llano están los míseros pesos que no valen nada y con los que se compra muy poco.
Lo verdadero es que la cosa más grande del Caribe es Territorio Libre de Mendicidad, no hay mendigos porque no hay quien de limosnas.
Con la reciente y mortífera pandemia china, Cuba se anota otros logos de envergadura. Se declara país de fronteras abiertas. mientras los demás países, sensatamente, las cierran, e invita a los cruceros y aviones con pasajeros infectados que atraquen o aterricen en mar y suelo cubano. Ahí vienen unos cuantos billetes verdes y algunos más cuantiosos en el momento en que los dueños quieran rescatar sus naves. Además – no contaban con su astucia. ya tienen el tan buscado remedio para curar el virus, ¡Qué cosa más grande caballero!
Tan seguros están de sus logros sanitarios que a su colonia en América del Sur han enviado una ingente cantidad de personal para ayudar a los sufrientes bolivarianos. Hay de todo como en las antiguas boticas de la IV: virólogos, infectólogos, enfermeros, anestesistas, podólogos, ensalmadores, chamanes, paleros, brujos, hechiceros, curanderos y rezanderos, quirománticos, lectores de tabaco y de las cartas de la baraja española, personal de inteligencia experto en guerra psicológica, adoctrinamiento y amedrentamiento de la población civil, incluyendo un enjambre de avispas negras para ampliar el añilo de protección del Cónsul que gobierna la colonia.
Por supuesto, no faltan los babalaos vestidos de blanco de pies a cabeza munidos de sus respectivos orishas, ron y tabaco. Y los indispensables gallos negros, necesarios para el sacrificio de rigor. En fin, todo lo requerido para una borrachera colectiva que llaman trance.
Como invitado VIP llegó también el Babalao mayor portando sus inseparables conchas marinas, traído expresamente por el alto gobierno a fin de que les pronostique el futuro… un porvenir que todo el mundo conoce ¡se acabó la manguangua caballeros! A preparar maletas y a reservar puestos en los aviones de Cubana de Aviación. Eso sí lleven sus consabidos maletines repletos de dólares americanos y euros, y una buena cantidad de lingotes de oro.
En fin, con Isaac Asimov, le preguntamos:
¿No le parece vergonzosa la forma en que esta gente se alababa a sí misma? —dijo—. ¿Quién sería lo suficientemente estúpido como para creerse los alardes de una persona acerca de sus propios productos?