Prepararnos para la gravedad

Opinión | marzo 24, 2020 | 6:28 am.

La alarma que se ha generado en el mundo, en países desarrollados como Italia, España y Estados Unidos, así como casos impresionantes como el de Irán, nos obligan a ser muy responsables en el tratamiento de la situación venezolana. Es muy malo para nuestro país que este momento tan difícil nos tome con un dictador usurpando la presidencia de la República. Es muy difícil darle credibilidad a las cifras que surgen de esa inescrupulosa fuente. Recordemos además que, de acuerdo a los expertos, cada vez que escuchemos una cifra oficial, multipliquémosla por 20 para tener idea de cuántos casos en realidad hay.

Las tres medidas más importantes para poder abordar esta pandemia con menos consecuencias fatales son: el aislamiento, que consiste en quedarnos en nuestras casas y eliminar el acceso de personas distintas a nuestro núcleo familiar; la higiene personal que requiere el frecuente lavado de manos; y la masificación de las pruebas para determinar la presencia del virus. Las dos primeras son responsabilidad de los ciudadanos y las familias. En Venezuela, lo hemos dicho, cada día va a ser más difícil aislarse porque para muchos significaría no tener nada que comer.

El tercer aspecto, la realización masiva de tests, depende del Instituto Nacional de Higiene que a su vez depende de la dictadura de Maduro. Eso complica las cosas si mantenemos el criterio de que el dictador no tiene ni pizca de credibilidad en la opinión pública nacional. Hoy no sabemos cuántas pruebas se han hecho ni cuantas se proyectan hacer. Esa información es clave pero nadie en la dictadura la da.

El gran riesgo para nosotros consiste en la expansión del virus, porque todos sabemos que si algo tiene deteriorado nuestro país es el sistema de salud. Veamos la realidad mundial y particular. Países como Alemania han anunciado que 60% de su población se contagiará. España anuncia que lo mismo pasará con el 40% de la suya y Colombia manifiesta que 10% de los colombianos se enfermará. Recordemos que de todos los contagiados, 80% tendrán síntomas inexistentes o muy leves, 20% requerirán hospitalización y 5% necesitarán una unidad de cuidados intensivos por un lapso de 10 a 12 días.

Con todo nuestro optimismo y sin proyecciones oficiales, supongamos que Venezuela tendrá la mitad del porcentaje que anuncia Colombia: 5% de su población infectada. Estaríamos hablando de 1.500.000 personas, de las cuales 300.000 requerirían hospitalización y 75.000 cuidados intensivos. Esta sería una cifra catastrófica para nuestro país, especialmente si consideramos que, entre sector público y privado, no logramos llegar a 400 camas para cuidados intensivos en todo el territorio nacional.

A esta situación hay que agregar que la cantidad de médicos que han quedado en Venezuela, luego de la migración de miles de ellos por razones conocidas, no es suficiente para atender lo que puede venir.

La comisión de expertos designada por Guaidó hace esfuerzos por actualizar a todos, independientemente de su especialidad, en el tema respiratorio y tendrá también que lograr la incorporación de estudiantes, así como ver de dónde saca anestesiólogos cuyo déficit ya es muy conocido en nuestro país y son necesarios para los casos de terapia intensiva. Esa misma comisión ha venido trabajando en monitoreo sanitario y social, produciendo datos que serán muy útiles en los próximos días. También se viene trabajando con organismos internacionales para lograr inversiones que sirvan en la necesaria prevención.

En Venezuela nos encontramos en fase inicial si consideramos que hace 10 días se reportó el primer caso y la duración en cada país va a ser de unos tres meses. Así que debemos ser constantes en las previsiones personales y familiares para evitar la propagación del virus. Recordemos que no hay vacuna ni medicamentos que sirvan en este momento. Nos toca a los ciudadanos actuar. Todos somos responsables.

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@JuanPGuanipa