Maduro reprime con más fuerza a voces opositoras tras llegada del Covid-19: Reuters
Melquiades Ávila, un periodista de Delta Amacuro y líder indígena, cuestionó si el hospital Luis Razetti de Tucupita estaba apto para recibir casos de coronavirus luego que el Estado lo incluyera como uno de los centros receptores.
Ávila enumeró varias razones, todas confirmadas por Reuters en entrevistas con médicos en el hospital, por las cuales la afirmación del mandatario era falsa: la instalación no tiene monitores de presión arterial, jeringas o reactivos para diagnosticar el contagio por coronavirus.
“Parece un chiste”, escribió Ávila.
Un día después, Lizeta Hernández, gobernadora de Delta Amacuro y miembro del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) pidió en una radio local el arresto de Ávila, acusándolo de “incitar al odio” y denunciándolo como “criminal”.
Ordenó a los militares de la zona que lo detuvieran “para que me le de una clase magistral de lo que significa la conciencia”.
En un mensaje de voz enviado a Reuters, la gobernadora dijo esta semana que solo quería “orientar” a Ávila y asegurarse de que él fuera “serio y responsable” como periodista.