Los militares, aunque no quieran…
1. No se trata de pasarle la mano a los militares para pedirles que actúen en esta calamidad que vive el país. Al margen de que los militares quieran o no quieran, les guste la idea o no, van a tener que intervenir para alcanzar un desenlace en el conflicto actual. Por lo tanto, no es apelar a su responsabilidad, ni a su papel histórico, ni a ninguna de esas pamplinas; sino reconocer un hecho incontestable: están atravesados en la mitad de la vía por donde está pasando la historia. Pueden ser atropellados y lanzados a la cuneta si se hacen los suecos; pueden intentar esperar al último minuto cuando la gandola los vaya a atropellar, también pueden ponerse creativos y ver cómo apuntalan a Maduro o, si es el caso, ver cómo lo sacan. Pero, algo inevitablemente tendrán que hacer en esta coyuntura.
2. La tormenta brutal que asuela el país está compuesta por la pandemia, la destrucción de la economía (no hay comida ni medicinas para los ciudadanos) y no hay gasolina en el país con las mayores reservas petroleras del mundo. Maduro puede usar policías, colectivos, guardias nacionales y ejército para tratar de contener la desesperación; pero, no va a poder contenerla. Allí los militares tendrán que decidir hacia dónde disparan o, en todo caso, a quién obedecen y a quién no.
3. Ya no es sólo la legítima lucha por un sistema político democrático sino la legítima e irrenunciable lucha por la comida y la salud. Si se llega a este punto en el cual la necesidad se torna desesperación, los militares estarán con el poder en sus manos para tocar la puerta del bunker y con moderación o sin ella decirle a Maduro y a la cúpula de la Corporación Criminal: estimados, hasta aquí nos trajo el río.
4. No es inevitable que los militares desalojen a Maduro; pero, sí es inevitable que la decisión esté en sus manos. Los jefes militares no van a poder seguir como hasta ahora, haciéndose los majaderos. Van a tener que tomar una decisión: si apoyan a Maduro, éste se quedará por un rato más; si le sacan el taburete no dura 10 minutos en el búnker.
5. Éste es el dilema militar, porque esta crisis no es controlable con arreglos domésticos. Por allí andan unos tontones proponiendo una tregua para que Maduro maneje una crisis que no puede manejar porque la ha creado y no la puede revertir, ni que quisiera. Lo que están haciendo las buenas almas que claman por la “unidad nacional” es pedirle a los militares que, llegada la hora, se decidan por Maduro.
6. La única forma de afrontar la pentacrisis (Covid-19, alimentos, medicinas, gasolina y seguridad pública) es que los militares desobedezcan las órdenes ilegales que sostienen a Maduro en el poder.
7. La tesis de la “unidad nacional” con Maduro en Miraflores será asumida como un mandato a los militares (que tal vez no acaten) para que el poder siga en manos de la Corporación Criminal. Caso en el cual la crisis seguirá imparable.