La tecnología de miedo
El sábado 29 de febrero de 2020, Juan Guaidó realizó una visita a la ciudad de Barquisimeto. Estaba prevista, como efectivamente se realizó, una marcha por esa ciudad. En determinado momento se presentaron, como es usual, las bandas armadas del Psuv a sabotear la actividad a punta de disparos y agresiones físicas y verbales. Allí estaba la dirigencia democrática de la ciudad conduciendo al pueblo concentrado en las calles.
Esa especie de brigadas móviles del Psuv, entrenadas para atacar, eran comandadas por empelados de la Gobernación del estado Lara y la Alcaldía de Barquisimeto. Algunos de sus integrantes actuaron cubriendo sus rostros con el antifaz de los delincuentes y otros, los más osados, con las caras descubiertas como el que se siente protegido por la impunidad. Esos forajidos se dieron banquete robando teléfonos celulares como es ya característico en ellos y golpeado con palos y cabillas a gente indefensa. Pero lo peor de todo fueron los que disparos en varias ocasiones a una de las camionetas donde presumían iba Guaidó y cuya fotografía recorrió al mundo, como lo hizo la del joven herido de bala en una pierna.
Tardó el régimen en responder y lo hizo mediante un hombre que actúa al mismo tiempo como fiscal, juez y jefe policial. Diosdado Cabello, el miércoles 4 de marzo, lanzó sus acusaciones contra gente que trabaja con Guaidó. El resultado fue que sin que mediara la actuación de un fiscal o una orden de detención, a una persona le allanaron su vivienda y se la llevaron detenida, sin hubiese una orden de un tribunal.
Para completar la faena, el día siguiente, Jorge Rodríguez, haciendo como el boxeador que se trata de sacar un gancho al hígado, se presentó ante los medios con videos forjados para tratar de torcer los hechos y decir que la agresión a Juan Guaidó y las personas que estaban con él la hizo el mismo Guaidó.
Se trata de cinismo erigido en fórmula de gobierno. Esto se cuenta y no se cree. Pero todo esto obedece a una política con una tecnología, refinada unas veces y burda en otras, para reprimir e infundir miedo para procurar que el pueblo descontento se refugie en sus casas en una tranquilidad sepulcral mientras el hambre y las necesidades lo golpean. Esa tecnología ha sido importada desde La Habana y Moscú donde se ha practicado durante años para someter a los pueblos. Y todo en la creencia de que están haciendo una revolución cuando en realidad lo que han hecho es destrozar a un país y fomentar una desigualdad social sin precedentes.
Para disgustos de estos tecnólogos de la represión y la barbarie, los ciudadanos de Venezuela siguen de pie y no se dejan doblegar ni por la máquina represiva del régimen ni por su aparato propagandístico. El régimen más anti popular que haya existido en esta noble nación será derrotado por la vía democrática, como corresponde y con ello reinará la justicia, la prosperidad y la equidad.