El martes 10 de marzo
Noto que es una fecha para la movilización y la alerta. La tiranía tambaleante, a través del andamiaje digital dirigido por Cuba y Rusia, se disfraza para crear falsas expectativas en la gente. Luego saca pecho con la supuesta idea que son invencibles.
Nada más alejado de la verdad. Estos son procesos de dominación explicados con notoria profundidad y excelencia teórica por el Dr. Asdrúbal Aguiar (Papel Literario de El Nacional, 1 de marzo-2020) al referirse a la política en el ecosistema digital, donde plantea el éxito de las fake news en destruir la confianza.
A ello se aboca el laboratorio maligno del castrochavismo, que lanza sus penúltimas patadas porque saben que pronto las oleadas libertarias terminarán pasándoles por encima.
Es importante atender el llamado del presidente legítimo, y ello dará fuerza a la necesaria unidad occidental para someter la mafia mundial que se apoderó del país.
Ante la avalancha de drogas que trasladan por nuestros puertos y aeropuertos es urgente acometer acciones navales que frenen la exportación del mal, así como el control del espacio aéreo. El régimen se mantiene impulsando un Estado fallido, que trafica y expolia las riquezas naturales para sostener a la oscura cúpula militar con la indecencia como escudo; que comandan tropas denominadas “milicianas”, que no son otra cosa que la sumatoria de la delincuencia y monstruos de diversas nacionalidades que tomaron el país para robarse todo sin escrúpulo alguno.
Este 10 de marzo es un paso más en la necesaria organización civil, pero no el último.
El llamado está inscrito dentro de la gesta histórica de liberar nuevamente a Venezuela. No es tarea fácil. Requiere y así siempre lo repetiremos, el apoyo del resto del hemisferio, y gran talento y apoyo tecnológico moderno para no generar daño en la población. Debe planificarse en base al respeto a los derechos humanos, que ellos han pisoteado. No se trata de un sentimiento de venganza. Es lo contrario. El regreso de la justicia como eje de la vida social. De la verdad en la palabra de gobierno y de la reivindicación humana, convertida en palanca para el desarrollo.
Han podido humillar a todo un pueblo; pero seguro que no podrán vencerlo. Tomar las calles es parte de la batalla. Es parte.