El coronavirus desnuda a China

Opinión | marzo 8, 2020 | 6:20 am.

En el mundo de la “sana política” lo deseable es que la acción fundamental de los gobiernos sea procurar el bienestar social. Para eso la sociedad crea al Estado. Para eso deben trabajar sus gobiernos: hacer de sus sociedades modelos de convivencia humana, de crecimiento y desarrollo.

Entre las preocupaciones que les asisten está la salud de su población, por cuanto una sociedad enferma, con ciudadanos débiles y disminuidos, jamás podrá alcanzar niveles de crecimiento y desarrollo, de progreso material y humano, de felicidad y bienestar.

A sabiendas de que el humano es vulnerable a la acción de agentes biológicos que interesa su naturaleza y le ocasionan enfermedades, por lo tanto lo llevan al malestar, es función fundamental de los gobiernos protegerlos. Así, dentro de lo inevitable que resulta la presencia de esos agentes, se debe procurar su control, alejarlos de los ámbitos donde haya presencia humana, y así evitar sus efectos, o para los casos en los cuales actúen, sean los menos dañoso posible.

Para eso, dentro de las políticas de salud pública está la generación de alarmas tempranas, que lleven a acciones sociales y gubernamentales para evitar que prosperen condiciones lesivas a la integridad humana, entre otras las enfermedades contagiosas. Para ello, dentro de las acciones de salud pública está el que un médico, al evaluar un paciente y determinar la existencia de una enfermedad infecto contagiosa, debe participarlo de inmediato a los órganos gubernamentales pertinentes, a fin de que se dé una alarma temprana al cuerpo médico y personal de salud, y se actúe desarrollando los protocolos correspondientes, y así proteger al resto de la población.

La República Popular China debería tener el mencionado objetivo, o sea, la salud de la población debe estar entre sus prioridades. Sin embargo ya en el pasado reciente sucedió un hecho que generó críticas.

Para el 2003 un brote epidemiológico identificado como Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) comienza en China, propagado desde mamíferos pequeños hacia las personas; esta enfermedad se trasmitió rápidamente en el mundo causando graves males, afortunadamente se pudo controlar al año siguiente. En este caso sucedió que los primeros casos fueron ocultados por las autoridades Chinas, lo que evitó su conocimiento y abordaje oportuno, y fue una vez que la enfermedad se masifica, cuando las alertas tempranas de los países receptores del mal, que cuentan con adecuados sistemas de salud pública, dan la alarma y sus sistemas de salud se activan sobre la enfermedad.

Y surge la pregunta: ¿Por qué las autoridades chinas, cuyo conocimiento de la existencia de la enfermedad, se intuye, fue oportuno, callaron la información? Entre las especulaciones estuvo que China quiere evitar informaciones que deterioren su imagen en la opinión pública mundial, por lo que el hecho de ocultar esa información se corresponde con esa finalidad. Entonces, en todo caso, se evidencia que en China hay objetivos que son más importantes que la salud de la población, cuya prioridad está en “segundos planos”, algo que en nada se corresponde son los derechos humanos de sus ciudadanos.

Ahora se repite la historia. En diciembre de 2019 aparece una nueva variedad de coronavirus, el Covid-19, en la ciudad de Wuhan, China. De nuevo el gobierno chino oculta el suceso. Así, por ocultar la información no hubo alerta temprana, los sistemas de salud no activaron oportunamente los mecanismos para contener su propagación. En consecuencia el virus tuvo vía libre, de un barrio, de una ciudad, de un país, de un continente. Fue caminando sin obstáculos. Gracias a que los sistemas de salud de los demás países, al recibir casos en sus centros de salud, informaron y el mundo pudo armarse para enfrentar el mal.

Ahora el mundo está desarrollando todas las actividades para detener y combatir la enfermedad, ya se habla de la hora con que se cuente con una vacuna capaz de efectivamente vencer el mal.

Una vez superado el momento crítico, el mundo tendrá que preguntarse cómo hacer para evitar nuevamente situaciones similares. Si bien es cierto que la aparición de males es inevitable, lo que es de esperar es que actúe la alerta temprana, para que los sistemas de salud puedan reaccionar oportunamente. Entonces, como hacer para que China abra sus sistemas de información y así en los casos en los cuales aparezca una nueva enfermedad dé los avisos oportunos. Con la influencia que la economía China tiene sobre la mundial, algo que se evidenció con amplitud en esta ocasión, cómo hacerle entender a China la responsabilidad que les toca para evitar crisis como la que ahora se vive. Eso es un tema que tendrá que abordarse con urgencia.

Algo que también le toca al régimen en el poder venezolano, por cuanto desde hace mucho tiempo han ocultado las cifras epidemiológicas, se diría, imita al perverso modelo chino. Entonces, igualmente, cómo hacerle ver al poder que tiene que cumplir con los compromisos que tiene con Venezuela y las instituciones de salud internacionales, de suministrar oportunamente esas cifras.

Cuándo será que regímenes como el chino, el venezolano y otros puedan entender que los derechos humanos tienen prioridad por encima de los demás.