Delcy en su laberinto del coronavirus
Sobre el tema del coronavirus y su posible llegada a Venezuela no cabe la politiquería ni el sectarismo, ni el utilitarismo de las tragedias. Más bien, si llega la pandemia a nuestro territorio, lo que conviene es la unión nacional para enfrentarla como un solo pueblo.
Pero esto no impide que un ciudadano común, como el que escribe, se lamente de ver a una Delcy Rodríguez en rol de presidir la Comisión especial que designó el usurpador para transmitirle a la sociedad venezolana diagnósticos y directrices sobre ese fenómeno de salud pública. Más aún cuando lo primero que hace es alardear de un sistema de salud nacional que en verdad está en el suelo y en escombros. Entonces, no entiendo como pretende ella tranquilizarnos basándose en esta supuesta “fortaleza” para enfrentar el virus.
Es evidente que la señora Delcy no tiene la “auctoritas” para ser la voz de alguna política oficial de salud. No tiene la autoridad ni política, ni institucional, ni científica, ni social, ni cultural, ni moral, ni psicológica.
Esta señora no tiene ninguna autoridad para dirigirse a una nación en tiempos de tragedia de salud. Más bien su trayectoria está salpicada de irresponsabilidad y de irracionalidad en todas las funciones que ha tenido. Y como muestra, ahí está el problema político que dejó en España en esa maniobra oscura y misteriosa de bajar del avión en el aeropuerto internacional de Barajas, a sabiendas de que no debía hacerlo porque sobre ella pesa sanciones y restricciones que impiden eso. Pero no, bajó y dejó un estiércol de problemas que todavía se debaten en el parlamento español. También está fresca su loquera aquella de entrar a la fuerza en una reunión del Mercosur donde no había sido invitada. Pues bien, esta funcionaria de los escándalos y algarabías es la que nos va a “tranquilizar” sobre el tema del coronavirus si llega a Venezuela.
Pero lo grabe no es Delcy como conducta psicópata; lo grave es el régimen que ella representa. El madurismo es la quintaesencia de la opacidad de la información oficial y del falseamiento de datos. Es la negación de la transparencia. Se trata del régimen que persigue médicos y trabajadores que denuncian la crisis hospitalaria. Es el régimen que no ofrece ni informe epidemiológico nacional ni informe de nada. Es el régimen que impone las tinieblas en hospitales y ambulatorios para ocultar la indolencia, la falta de insumos médicos, las fallas en la infraestructura, la corrupción con obras y contratos. Es el régimen que coloca colectivos y milicianos para evitar que prensa y luchadores sociales entre, vean y denuncien el caos hospitalario.
La Organización Mundial de la Salud en estos últimos días ha orientado el hincapié de sus preocupaciones sobre el coronavirus hacia dos escenarios. Uno es que el virus se está propagando a países con débiles sistemas sanitarios. El otro concierne al liderazgo político necesario para afrontar una crisis de este tipo. Precisamente, Venezuela entra en estas dos preocupaciones.
Vean que Maduro, en esa expresión de estupidismo y escasez cognitiva, y en su monotematismo hierático de echarle la culpa a otro, dijo que EEUU creó el virus para afectar a China. ¿Es responsable esto que acaba de decir el que tiene secuestrado el poder en Venezuela? ¿Está informado este señor sobre la esencia científica de este virus?
Ni siquiera tenemos la posibilidad de medidas de aislamiento en un país cuyos habitantes no puede quedarse en sus casas porque todos los días tienen que salir para ver que consiguen de comer.