Cuarentena con hambre y/o represión
5to día de cuarentena.
Se unen los días con las noches.
20 de marzo. No es sencillo saber que hoy es viernes.
Hemos pasado una semana «laboral» sin laborar.
Hemos visto todo tipo de videos y escuchado cuanto mensaje nos han enviado.
Sé a la perfección cómo lavarme las manos, ponerme un tapaboca y hasta diseñarlo; también aprendí cómo quitarme un guante de manera higiénica, esos guantes que jamás pensé usar.
5 am.- ¿cuántos días durará esta peste? No lo sé. Pienso que será muy largo el tiempo de aislamiento. Por eso amanecí pensando en cómo dotar de provisiones la despensa. ¿Y cómo la dotarán quienes no tienen dinero para comprar? Vaya compleja que es la vida.
Pues bien. Me pregunto: qué y dónde comprar algo para aguantar la «pela».
Me late que pronto se elevará la desesperación.
No es fácil que pidamos calma a quién debe trabajar para producir y para comer. Encerrados quizá no se contagien del Covid-19 pero lo que si es seguro es que no se pueden alimentar. El encierro quizá los salve del virus pero no de la hambruna.
¿Qué creen ustedes pueda pasar? No es difícil predecir el futuro ante esta disyuntiva. O morir infectado por el virus chino o morir por falta de alimentación.
Las calles decidirán quién vive y quién muere. Triste realidad. La gente saldrá. No tendrá otra opción.
Los militares y policías también tienen familia que buscarán su alimentación.
Hoy 20 de marzo pensé en los pensionados, los abuelos, que sueñan con su pensión devaluada. Pero algo es algo, muchos me dicen eso. Es poco pero tienen unos churupitos en el bolsillo. Que para nada les alcanza pero sienten que tienen algo.
¿Les pagarán hoy? ¿Harán colas bajo el sol? ¿Se imaginan, ellos, los más vulnerables haciendo cola para cobrar su pensión?
Queridos amigos: no hemos visto la llaga, no tengo absoluta duda que solo hemos observado la peladura.
No hay que ser profeta del desastre para saber lo que puede venir. Necesitamos ser fuertes en nuestras mentes. Medir nuestras acciones y aplicar el sentido común. La gente actuará por instinto. Desafiará el destino.
Nos queda orar. Sí orar con la convicción de la fe. Necesitamos que una fuerza sobrenatural nos ayude.
Solos no podremos. Ya lo hemos dicho en el plano político.
Pocos son los que hablan de Guaidó o de su intinerato, algunos pendientes de Maduro y de sus decisiones. Pero la mayoría le importa un comino la figura de Maduro o de Guaidó. Quiere supervivir.
Cómo cambia la vida en un cerrar y abrir de ojos.
Confío en Dios. Él nos dará la fuerza necesaria para encontrar la salida de este laberinto.
En lo pequeño y en lo grande en momentos de angustias florecen muchas cosas. Aparece la solidaridad pero también brotan miserias humanas.
Tratemos de ser solidarios. Lo que hagamos o dejemos de hacer a alguien afectará. Y sepamos muy bien que las acciones positivas siempre tendrán su recompensa (por lo general y es la que siempre espero: en la consciencia) Quien actúa mal, tengan la seguridad que tarde o tempano la factura le llegará.
Lo he visto muchas veces.
Bueno, queridos amigos ya son las 6am está a punto de amanecer, me despido con el mismo olor con el que oscureció. Ese olor a quemado porque muchos cerros de Valencia comenzaron a arder antes del inicio de la cuarentena.
Dios nos bendiga.
Oremos por los más necesitados, por los enfermos, para alejar la plaga que azota al mundo. Oremos por Venezuela y por la reconstrucción de nuestro país.
Esto tiene que pasar… «esto también pasará».
@pabloaure