Covid-19 reduce remesas a Venezuela: “Estoy devastada por no poder enviar dinero”
Mary es una migrante venezolana de 50 años de edad que presta servicios de limpieza en viviendas en la ciudad de Meridian en Mississippi EEUU, y se desmoronó esta semana por varios mensajes de texto que llegaron a su teléfono celular, donde le pedían que no fuera a trabajar.
El primer aviso, de uno de sus patronos, suspendió de golpe su oficio de cada lunes con un parco saludo: “hola, Mary, no vengas”. Los recados sobre el resto de sus citas llegaron luego en cascadas: “mira, por favor, ven después”, “no vengas mañana”.
La mujer envía remesas mensuales de 80 dólares a su familia, de cinco personas, y patrocina los estudios universitarios de un joven en Venezuela. No pudo reanudar su ocupación luego del receso vacacional de verano, como le es habitual desde mayo de 2001, cuando se mudó a Estados Unidos.
“Esto sí me afecta mis ingresos. El dinero que envío a Venezuela no lo voy a poder enviar”, asegura, acongojada, desde la ciudad estadounidense.
“Estoy devastada por no poder enviar dinero. Ellos no podrán comprar comida o medicinas sin su aporte desde Estados Unidos”, dice, impotente, con la voz hecha añicos por el llanto.
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