Caraqueño a Reuters: Si nos encierran por 40 días, mis hijos van a morir por hambre
En el primer día de cuarentena ordenada por Nicolás Maduro, las calles de Caracas amanecieron con puestos de control militar en varios puntos, además de una ciudad tranquila como poco acostumbra.
Funcionarios policiales se hallaban dentro de algunos supermercados del Este, los cuales no dejaban a entrar a quien no tuviera tapabocas.
José Luis Nieves (32), un ciudadano que buscaba comida en un basurero en Plaza Venezuela, señaló a Reuters que no podía quedarse en casa ya que gana dos dólares al mes reciclando cartón y plástico.
“Si no trabajamos, no comemos”, dijo Nieves con una máscara sucia colgando en el cuello. “Si llegamos a ser encerrados 40 días, mis hijos van a morir por hambre. Tenemos que salir”, dijo.
Mientra tanto en Maracay, Henry Aguirre (52), vendedor ambulante de dulces, afirmó a través de su tapaboca que debía salir a trabajar porque “en la casa a lo mejor no nos pegan el coronavirus, pero nos vamos a matar de hambre porque no estamos produciendo. Es una situación difícil. A lo mejor en otros países la gente tiene ahorros. En este país no creo”.
Por otro lado, en Maracaibo, los ciudadanos salieron a buscar comida y agua.
Un pensionado de 75 años de nombre Ivaldo Prieto, quien también es vendedor ambulante de café, manifestó que “ahora no podemos ni siquiera ir a cobrar la pensión porque los bancos están cerrados”.
“No le tengo miedo a esta enfermedad porque ya nosotros estamos cerca de la muerte de todos modos”, enfatizó Prieto al referirse a las dificultades de los pensionados, unos 3 millones de venezolanos que cobran un salario mensual de 200.000 bs o tres dólares lo cual alcanza para un kilo de arroz