¡A ella le gusta la gasolina! ¡Dale más gasolina!
Esta mortífera pandemia que nos llega desde China ha servido para muchas cosas. Para constatar la velocidad de respuesta de los gobiernos, la solidaridad internacional, el sacrificio del personal sanitario y, en especial, la reacción de los ciudadanos ante el amenazante virus. Virales también se han hecho los numerosos videos que – colocados en las redes sociales que afortunadamente no están en cuarentena -, informan de la variopinta conducta ciudadana.
En Italia, el espíritu festivo de la población se ha puesto de manifiesto con las imágenes de cientos de vecinos, quienes munidos de panderetas, violines o acordeones, salen a los balcones para, orgullosos, cantar al unísono el himno nacional, un área de ópera o una de las tantas canciones que se hicieron famosas en San Remo. En España, la situación es parecida pero no igual, en vista de la incapacidad de los españoles para ponerse de acuerdo para adoptar una sola letra para el himno nacional, la usanza es entonces la de difundir a todo volumen la música del himno de marras, menos en Cataluña por supuesto. En Francia, no tienen empacho para – muy chovinistamente-. entonar a toda voz La Marsellesa y gritar ¡Vive La France!
En Alemania, la reacción es mixta: cantan y difunden áreas de las óperas de Wagner, en especial, las Valquirias. En el muy real Reino Unido, se suele oír la consagrada expresión ¡God Save The Queen! En los países bálticos, se escucha el chocar de las copas llenas de vodka o de aquavita para calentar el cuerpo de sus enfriados ciudadanos.
En México, nunca falta la música: rancheras y boleros ídem se escuchan por doquier, en Argentina lo propio, pero a la manera italiana, tangos y milongas se cantan y se bailan en balcones y terrazas. En Nueva York no se oye nada es, all decir de Uslar, la ciudad de nadie.
En la bizarra Venezuela bolivariana, castrocomunista, revolucionaria y anti imperialista, los acuartelados, temerosos y menesterosos ciudadanos, en vista de las falencias y escasez de casi todo agudizadas por la falta de gasolina, en los barrios, urbanizaciones y pueblos de la sufrida patria – extrañamente -, se oye a sus moradores entonar el regatón de Daddy Yankee. Se corea y lo conjugan así: ¡A todos nos gusta la gasolina! ¡Dennos más gasolina!
Habida cuenta del clamor popular, el Robusto Guasón, desde su blindado bunker, rodeado de sus innúmeros anillos de seguridad cubana y de los chafarotes que lo apoyan, a ritmo de tambora y bongo anunció también cantando:
¡A los cubanos les gusta la gasolina! ¡vamos a darles más gasolina!
¡Sigan cantando, sigan cantando, sigan cantando! ¡Sigan sufriendo!
¡Para ustedes gasolina no hay!