Tras un dilema viene otro y otro más
1. Las elecciones parlamentarias las presenta el régimen como otro dilema que debe resolver la oposición. De acuerdo al estado de opinión prevaleciente no existe inclinación mayoritaria a caer en este nueva ratonera; pero, no deja de haber un sector que estima que es una oportunidad para asestarle (“esta vez sí”) un golpe al régimen.
2. El régimen tiene maestría en crear dilemas a la oposición. Tiene una conducta felina frente, a lo que estima, son los ratones opositores. Cada cierto tiempo crea una encrucijada frente a la cual su enemigo tiene que optar y, como es natural, siempre hay quienes escogen un camino y quienes escogen otro, lo cual merma en cada caso la fuerza opositora. Salvo la abstención de 2005, el referéndum constitucional de 2007, las elecciones presidenciales de 2013 y las elecciones parlamentarias de 2015, la oposición ha estado sometida a los retozos del gato.
3. No es sólo una carnada para que caigan con inocencia unos, frente a otros más resistentes. Es que los dilemas que presenta el régimen atacan los fundamentos de la visión opositora y representan una narrativa “redonda” de la cual suelen carecer los contrarios. La esencia de esa narrativa es simple: si podemos entendernos, por qué matarnos.
4. Esa idea del acuerdo es seductora porque ¿quién quiere matarse si tiene la opción de resolver los temas en un palique, con labia y argumentos? Allí está la esencia de los dilemas que siempre, una y otra vez, presenta el régimen. Así ha ocurrido con todos los diálogos incluidos los recientes de Noruega-Barbados. ¿Usted va a renunciar a conseguir en la mesa de negociaciones lo que le será casi imposible de obtener en el campo de batalla?
5. El supuesto opositor es que si lleva propuestas de racionalidad imbatible, superiores en poder de convicción a las del régimen, éste se verá obligado a ceder. Este proceder ignora que el “entendimiento” es el terciopelo que envuelve la garra de un régimen que, ahora desesperado, no tiene más racionalidad que la de defender su poder milímetro a milímetro, con las armas de las cuales pueda proveerse, incluso las más arteras: las del diálogo.
6. El nuevo dilema es el de las elecciones parlamentarias. Ha vuelto a dividir doblemente a la oposición de unos partidos contra otros y adentro de cada uno de ellos. En casi todos los partidos hay posiciones encontradas que no hallan cómo procesar el tema.
7. En el marco de estos dilemas la fuerza opositora merma, no en magnitud (la oposición crece y crece), sino en eficacia (unos por aquí y otros por allá).
8. Esta situación puede variar de un instante a otro. El regreso de Guaidó puede resolver este dilema si plantea con claridad lo que ha sostenido en el exterior: no puede haber elecciones mientras esté el régimen de Maduro en el poder. Así se desmadejarían los dialogantes y no quedaría burro con reumatismo.