«No soy hombre de mitineo»
Los eventos más cercanos para salir de Chávez o de Maduro han sido gracias a la firme decisión del colectivo venezolano de salir a la calle y a las urnas a desbordar la fuerza represiva del régimen. Desde «con mis hijos no te metas” 1999; al 11A de 2002, paro cívico 2003, pasando por la reforma constitucional 2007; presidenciales 2013, protestas 2014 y 2017; elecciones parlamentarias 2015 hasta las movilizaciones 2019, esta cadena de primaveras ciudadanas han puesto de cabeza a los gobiernos autoritarios de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Y hemos perdido todo cuando lo hemos dejado todo: ergo parlamentarias 2005. ¿Pero qué es lo que ha faltado para lograr el clivaje final del poder? Pactar la unidad superior: el rescate de la república.
Al enemigo ni agua
El pasado sábado 22/02/2020 se cumplieron 112 años del natalicio del padre de la democracia venezolana Don Rómulo Betancourt. La oportunidad fue propicia para que rodaran misivas que se intercambiaron Luis Beltrán Prieto Figueroa y el propio Rómulo Betancourt a la vísperas de la contienda presidencial de 1967, entre la precandidatura de Gonzalo Barrios y Prieto Figueroa.
Luis Beltrán, cofundador de AD y Don Rómulo Betancourt manteniendo un nivel respetuoso y crítico, hacen referencia a aspectos estratégicos, pragmáticos y éticos, que resumen una verdadera cátedra política para evitar desviaciones muy similares a las que hoy repetimos…
En su carta a Prieto, Don Rómulo reprocha la actitud de Uslar y URD, cuando dice “poco puede dar URD como prenda de confianza en su lealtad política, y sus ejecutorias. Desde el punto de vista de la moralidad administrativa no serán las que recogerá la historia contemporánea de Venezuela como ejemplos edificantes…” o su preclaridad sobre las denunciadas “distorsiones faccionalistas de Paz Galarraga, esto es, la inconveniencia de enemistarse con la Iglesia, de demonizar a los “yanquis” con discursillos “arsistas” (neocomunistas), o arengas divisorias de pegada muy corta.”
Estas sentencias de Don Rómulo habla con lucidez anticipada a sus tiempos, de la inclusividad y desjerarquización administrativa como condición monolítica de la política, donde lo partidario debe subordinarse al interés superior del pueblo, la democracia y la nación. En otro sentido condena sin ambages el colectivismo arsista (ARS) que propugna ideales retrógrados de un socialismo que quedaba de hijos huérfanos en los 60, y actitudes faccionalistas por guerrilleras, que conducían a una inapropiada fragmentación del piso político necesario para garantizar el proceso evolutivo de la recién nacida democracia.
Agrega Betancourt en su carta a Prieto con inocultable desprecio por Castro: “ver a Luis Salas arengando a obreros portuarios para que no sigan saboteando los buques de países comerciadores con Cuba porque Castro no es nuestro enemigo sino lo es el imperialismo yankee…fue una demostración pública más de su filiación Douglas-bravistas”. Al pan pan y al vino vino. Al enemigo ni agua. Así era Betancourt. Diáfano y sin estacas.
De Jamaica y Angostura a Betancourt
Mi padre me comentó un día, “cuando leas la Carta de Jamaica de Bolívar [ 6/09/1815 en Kingston, en respuesta a una misiva de Henry Cullen / Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta Isla] y su discurso en la instalación del Congreso de Angostura de la Gran Colombia [1819], aprenderás de la coherencia política del libertador en su lógica legalista, costumbrista y moralista. En su Carta a Jamaica apela a la ruptura del contrato social de la corona Española con las colonias, reivindicando la necesidad de un cuerpo legal propio de los territorios en regencia, mientras que en Angostura nos dice: “Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”.
Siglo y medio después, Betancourt cabalga el mismo camino. “No soy hombre de mitineos” resume su talante. Sin cumplir 30 años de edad escribió: “Creo urgente la creación de un partido de orientación democrática y de raigambre popular. Hay quienes piensan que un partido es sinónimo de «guachafita’ o de cuartelazo. Concepto errado y simplista de un partido político. Un partido político ajustado a la Constitución y a las leyes del país, servirán para encauzar las dinámicas populares dentro de normas de acción civilizada”.
El reto unitario de la Venezuela de hoy y de ayer está anunciada en el pensamiento clásico y contemporáneo de Bolívar y Betancourt. No es la ética administrativa, partidista y faragmentaria. Es la ley en sintonía con el pueblo, su raigambre y costumbres. La igualdad y la libertad, es de abajo hacia arriba. No al revés. El voto es expresion de ello.
Rescatar la república no descarta nada de nada. Ni calle, ni presidenciales, ni parlamentarias, ni alianzas internacionales. Cuando se encadene la opresión, revisamos el mitineo. Antes hay que jugar juntos en todos los terrenos porque el adversario nos derrota en nuestras fracturas. Lo contrario sería antihistórico y torpe por lo queperdida la república, la paz, la libertad y la democracia.
@ovierablanco
Embajador de Venezuela en Canadá