Esto no puede ni debe continuar

Opinión | febrero 24, 2020 | 6:28 am.

El proceso de destrucción institucional de Venezuela avanza sobre el ciudadano común. Destruidas aquellas, el drama toca directamente a las familias, a cada uno de sus integrantes. Los problemas de la vida diaria agudizan la incertidumbre con relación al presente y al futuro inmediato. ¿Qué hacer? Pues, unificar esfuerzos para ponerle punto final a esta tragedia. Hoy ratificamos lo dicho mil veces: No hay solución posible para ninguno de los problemas fundamentales mientras el régimen exista y Maduro mantenga la posición protagónica que aún mantiene. Esto lo tiene claro la Nación entera, incluidos muchos de los hasta ahora colaboradores activos pero también desilusionados. Si en la llamada oposición hay problemas, les puedo decir con conocimiento de causa, que los problemas existentes en el madurismo y sus alrededores son mucho peores. El país está atomizado peligrosamente.


Por todo eso y mucho más hay que intensificar las acciones para el cambio. El sólo propósito de reunificar, en la medida de lo posible, a las familias que sufren la diáspora mayor de Latinoamérica en toda su historia, es razón suficiente para no desfallecer en el empeño. Muchos de quienes están en el exterior son jóvenes promesas y muchos de cuantos estamos aquí somos padres y abuelos huérfanos por las mismas razones.

Jamás habíamos vivido unos carnavales tan fríos, sin sabor ni color, a pesar de los esfuerzos que los pocos medios de comunicación existentes tratan de proyectar con desfiles y caravanas tristes, consecuencia de la manipulación del régimen para aparentar lo que no existe. Maduro llegó al extremo de declarar como día de asueto, no laborable, el pasado viernes antes de carnaval. Nadie le paró, ni siquiera la banca oficial que trabajó como un día normal. Son señales inequívocas de lo que está sucediendo.

Estos días han sido buenos para la reflexión. Como consecuencia de ellas me atrevo a invitar a toda la dirigencia opositora a sacudirse de la electoralitis aguda, ya casi que crónica, cuando el país se cae en pedazos. Eso vendrá después, en su momento. El llamado cese de la usurpación, es decir la salida de Maduro como primer paso para revertir todo hacia lo positivo, tiene que cumplirse lo más pronto posible. Todos los esfuerzos deben caminar en esa dirección. Lo demás es hacer el juego a unos adversarios aferrados a lo que han hecho durante algo más de dos décadas, elecciones manipuladas y bajo férreo control. Calificadas voces de la comunidad internacional han señalado la inconveniencia de ir a elecciones con Maduro y el régimen como protagonistas activos.

Las fuerzas armadas regulares, no las milicias ni los colectivos armados al servicio de la tiranía, tiene un rol protagónico en el futuro que ya empezó desde este presente. Para todo lo que hay que hacer existen ideas, planes, proyectos y gente competente para hacerlos realidad.

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