¿Camino del infierno?
Algunos atribuyen a Bernardo de Claraval la frase “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Es decir que muchos buenos deseos conducen al fracaso por ser poco realistas. El propio Bernardo, posteriormente santificado, tuvo la buena intención de recuperar para la cristiandad tierras en manos de musulmanes, para lo cual fue un entusiasta predicador de la Segunda Cruzada, empresa que fracasó rotundamente. En esta tierra, otrora de Gracia, muchos políticos tienen buenas intenciones pero,a nuestro leal saber y entender, el camino para salir del narcorégimen y recuperar la economía requiere algunos cambios y aclaratorias para evitar seguir camino al infierno.
El fin de la usurpación es inevitable, pero no puede ocurrir por un decreto del presidente (e) Guiadó, como le exigen algunos bien intencionados y otros no tanto. Acelerar ese acontecimiento requiere un frente común que no se base solo en declaraciones. Separados los colaboracionistas Claudio, Timoteo y Felipe Mujica, y los diputados comprados por el régimen, la tarea debería ser más sencilla. Este es el primer reto que tiene nuestra dirigencia. No solo deben evidenciar valentía frente a los malandros, como hasta ahora lo han hecho, sino desprendimiento paro lograr ese frente que reclama la ciudadanía.
Considerando la proliferación de empresas del Estado, el segundo reto es tomar la decisión de qué hacer con las mismas. En el pasado tuvimos empresas del Estado bien manejadas, sin injerencia de los partidos políticos en el poder, como Edelca, el Metro de Caracas y Pdvsa, y otras totalmente politizadas que operaban en rojo. Hoy, todas las empresas en manos de los rojos están de ese color. Son cientos de empresas en el sector energético, petroquímico, agrícola y de servicios. Para recuperarlas, si es que son recuperables, se requeriría grandes inversiones, gerencia profesional y prohibición de hacer proselitismo político dentro de las mismas.
En caso de que la dirigencia decida no privatizarlas, ¿está dispuesto el sector político a no interferir en sus operaciones, en no utilizarlas para emplear militantes y, desde luego, en designar directivas con mérito y no por filiación partidista?
Los ciudadanos aspiramos que desde ya se den señales en ese sentido. Por ello deberían aclarar por qué en empresas en manos de la oposición se nombraron inicialmente algunos excelentes profesionales que al poco tiempo fueron sustituidos, como es el caso de Jon Bilbao, José Alberto D’ Antonio y Freddy Goerke, en Monómeros Colombo Venezolano, y Enrique Torres y a Rogelio Lozada, en la Directiva ad hoc de Pequiven. Con esos cambios se perdieron más de doscientos años de experiencia y algunos de los sustitutos no parecieran tener los galones necesarios. En la directiva ad hoc de la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP), ciertos nombramientos pueden ser objetables. Por el contrario, en Citgo y en la directiva ad hoc de Pdvsa las designaciones fueron atinadas. La administración que viene debe tener claro que las empresas del Estado deben manejarse como negocio.
Además de lo señalado, la dirigencia debe indicar cuáles serían las fuentes de financiamiento de las empresas actualmente del Estado. ¿Más deuda externa? ¿ Reducir recursos a la educación, salud e infraestructura? Si concluyen que lo aconsejable es privatizar, lo cual pareciera sensato, ¿cómo sería ese proceso para garantizar que sea transparente y no se aprovechen algunos tracaleros como sucedió en Rusia?
Como es lógico, los puntos señalados no deben ni pueden ser resueltos por el partido político que asuma el poder. Por ello seguimos insistiendo en la necesidad de un pacto de gobernabilidad por un mínimo de veinte años, con períodos presidenciales de seis años, sin reelección, y candidatos únicos de los firmantes del pacto electos en primarias.
Si no procedemos con transparencia y decisión, el cambió puede tardar un poco más y, lo que es igualmente grave, se verá afectada la confianza para la recuperación de la economía y el retorno de los rojos puede estar a la vuelta de la esquina. Nuestros dirigentes tienen la palabra. Ojalá escuchen sugerencias desinteresadas. Requerimos cambiar el rumbo para no seguir camino al infierno.
Como (había) en botica: El Vice Almirante retirado Franklin Montplaisier, exComandante de la Marina, no quiere dejar la casa asignada en Fuerte Tiuna. Alega que necesita tiempo para conseguir una vivienda en lugar seguro. ¿Será que le preocupa el rechazo de los vecinos? El presidente (e) Guaidó debe cuidar su lenguaje. Decir que Maduro no tiene las “esferas” para ponerlo preso es inapropiado y, además, una provocación innecesaria. La burda acusación a Juan José Márquez de traer explosivo C4, solo se le ocurre al desquiciado Diosdado, quien cuando estaba preso autorizó introducir a la cárcel explosivos y granadas en el cochecito de su hijo de meses. Lamentamos los fallecimientos de nuestros compañeros José Escorihuela, quien trabajó en Pequiven, y de José Lorenzo Granadillo, extrabajador de la planta de combustible en Barquisimeto ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!