Venezuela, dos presidentes, una dictadura
Esta situación se inicia tras las elecciones de 2018 en Venezuela y las amenazas de países que declaran ilegítimas dicho sufragio, Nicolás Maduro asume la presidencia por segunda vez con un parlamento opositor. Días después de tomar el poder, el líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela y con esto sumo el respaldo de varias naciones, entre ellos Estados Unidos y Colombia.
De todos modos, y por ilógico que pueda parecer, no es primera vez en la historia en que dos personas ostentan el máximo cargo de un país.
Uno de los ejemplos es el país africano de Gambia, tras 22 años de mandato de Yahya Jammeh, el opositor Adama Barrow se alistaba para asumir como nuevo Presidente de Gambia en 2017, pero el proceso para suceder a su rival tras derrotarlo en los comicios no fue nada fácil.
El conflicto se generó cuando Jammeh se negó a entregar el poder, aduciendo que en el proceso electoral se cometieron ilegalidades. La situación escaló a tal punto que obligó a Barrow juramentar su cargo desde la capital de Senegal, Dakar, país vecino de Gambia.
Otro ejemplo es el sucedido en Costa de Marfil, todo un enredo se generó cuando Alassane Ouattara y Laurent Gbagbo se mostraban decididos a asumir el poder del país, al declararse vencedores de los comicios de 2010. Gbagbo fue proclamado como el vencedor por un 51,45% de los votos, según el Consejo Constitucional que estaba a su favor; mientras que Ouattara aseguraba haber logrado el 54,1% en los comicios, resultado que fue invalidado por este mismo comité.
Es más, ambos llegaron a juramentar el cargo. El primero siendo protegido por las tropas de la ONU y el segundo por el ejército local, ¨algún parecido a la realidad venezolana es pura coincidencia¨.
Para logar la solución del problema, llego la intervención y finalmente luego de unos ataques realizados por Francia y las Naciones Unidas sobre los últimos focos a favor del saliente Mandatario, él decidió mantenerse oculto en un búnker. Posterior a eso, sería arrestado y enviado a los Países Bajos para responder ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.
En América tenemos el caso de México, y si hablamos de pugnas presidenciales, este país sabe bien de eso.
A principios del siglo XX, el país norteamericano se enfrentó a un complicado periodo presidencial cuando, en noviembre de 1914, Eulalio Gutiérrez, quien había sido nombrado como Presidente interino un año antes, fue desconocido de su poder por las fuerzas gobernantes de ese país: las villistas y zapatistas.
Esta situación, en medio de la revolución mexicana, provocaría el nombramiento de Roque González Garza – en enero de 1915- en el puesto, ya que Gutiérrez no aceptó que Pancho Villa y Emiliano Zapata, los líderes de estos partidos, no acataran sus medidas.
Posteriormente, Gutiérrez se trasladaría a la ciudad de San Luis de Potosí, donde dijo que ambos traicionaron el «espíritu revolucionario». Él estaría en el cargo al mismo tiempo de González, hasta que renunció de forma oficial en junio de 1915. Tuvo que pasar casi un siglo para que ocurriese un hecho similar en el mismo país.
Y esto ocurrió en el año 2006, cuando el izquierdista Andrés Manuel López Obrador -quien ahora es el Presidente mexicano- se hizo con la posesión de la presidencia. Esto, a pesar de perder en los comicios contra el líder conservador Felipe Calderón.
Estos conflictos de poderes tienen una particularidad y no es otra que la ideología izquierdista que predomina en esos países, en Venezuela desafortunadamente estamos viviendo en medio de una forzada transformación política entre la democracia y la dictadura. Hay una gran parte del país que se resiste al régimen de control y abuso de poder que se ha implantado en la región, pero el gobierno conocedor de las debilidades de los venezolanos ha utilizado todo tipo de herramienta psicológica para persuadir a la población que vulnerable ha caído en el juego maquiavélico que este gobierno ha emprendido con la asesoría de expertos en manipulación de conductas y sumisión ante la realidad como son los gobiernos de Cuba y Rusia.
Hace tiempo que se avecina una crisis humanitaria en Venezuela. Esto ha resultado de protestas antigubernamentales y numerosas personas han muerto desde el inicio de las protestas que comenzaron en abril del año 2017.
La economía de Venezuela está en caída libre. La hiperinflación, los cortes de energía y la escasez de alimentos y medicamentos están expulsando a millones de venezolanos fuera del país.
Pero el mayor el problema al que se enfrentan los venezolanos en su vida cotidiana es la hiperinflación.
Este fenómeno económico hace que se dé una subida del nivel de precios muy rápida y continuada, haciendo que el dinero pierda rápidamente su valor.
Esto ha hecho que muchos venezolanos tengan que ingeniárselas de diversas formas para conseguir productos básicos y de aseo.
El Fondo Monetario Internacional predijo que la inflación podría alcanzar hasta 10.000.000% (sí, diez millones por ciento) para final del pasado año 2019.
Pero mientras que los cortes de luz y la falta de agua corriente son otro problema para los hogares y las empresas, han resultado ser un problema mortal en los hospitales públicos ya deteriorados de Venezuela.
Por ejemplo la morgue de Venezuela en la que estallan cadáveres por falta de energía eléctrica.
Aquellos que no pueden abandonar el país, a menudo pasan días y semanas buscando el medicamento que necesitan.
Con los alimentos cada vez más escasos, los niveles de desnutrición infantil se encuentran en un nivel récord.
Esta terrible situación ha causado según cifras de las Naciones Unidas, que unas tres millones de personas, alrededor del 10% de la población, han decidido agarrar sus pertenencias y marcharse del país desde que comenzó la crisis en 2014. El éxodo de los venezolanos es el mayor de Latinoamérica en los últimos 50 años».
El clima de alta tensión que se percibe en Venezuela hacía presagiar lo que se venía.
Pero el pasado 5 de enero los venezolanos y el mundo fuimos testigos una vez más de la falta del criterio democrático que impera en este gobierno, vimos con asombro como efectivos militares impedían el acceso a los diputados de los partidos opositores encabezados por el diputado y presidente de la AN Juan Guaido a las instalaciones del Palacio Legislativo, donde se tenia previsto realizar las elecciones para escoger la nueva directiva de la AN.
Empujones, maltrato físicos y verbales en contra de diputadas, reflejando un claro ejemplo de maltrato a la mujer por parte de efectivos militares, son una vergüenza para las Fuerzas Armadas, aunque estos ¨soldaditos¨ estaban cumpliendo ordenes no se les perdona su falta de lealtad a la patria.
Y todo esto fue tan solo una acción desesperada para que el gobierno escogiera una nueva directiva de la A.N conformada por diputados que anteriormente pertenecían a la bancada opositora y otros de partidos minoritarios que apoyan al chavismo.
Se quedó en promesas
A la clásica retórica antiimperialista apenas asumió el poder Nicolás Maduro destelló un llamado a sus filas a cesar la corrupción y el “burocratismo” y un pedido especial: “necesitamos nuevas energías para un nuevo comienzo de la revolución. Porque yo soy un presidente demócrata de verdad”, así lo dijo Maduro durante su discurso. “Aquí estoy, listo, de pie, para democráticamente llevar las riendas de nuestra patria hacia un mejor destino. Hemos cumplido y seguiremos cumpliendo con la Constitución, con la democracia y con nuestro pueblo”.
Triste realidad
Según Michael Shifter, «sería un error subestimar la longevidad del régimen. Con una oposición débil y fragmentada no existe aún la suficiente presión para una transición negociada. Maduro sigue desafiante y al parecer decidido a hacer lo que sea para mantenerse en el poder”.