Referendo, dimisiones, prórrogas y un polémico líder para llevar al «brexit»
Madrid, 28 ene (EFE).- Desde que los británicos apostaron por irse de la UE en el referendo de 2016, el «brexit» se ha llevado por delante a dos primeros ministros conservadores, se ha retrasado a base de prórrogas y ha encumbrado a un líder, cuando menos polémico, como Boris Johnson, que hará realidad el divorcio este 31 de enero.
Estos son los principales momentos que han marcado un proceso de tres años y medio que, no obstante, tendrá continuidad en unas negociaciones sobre la futura relación entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) que se prevén muy complejas y que Londres quiere culminar a finales de 2020, en un tiempo récord.
Un referendo que se empezó a cocinar en 2013
En enero de 2013, el entonces primer ministro británico, David Cameron, anuncia su intención de convocar, antes de 2018, un referéndum sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la UE si su partido, el Conservador, ganaba las elecciones en mayo de 2015.
Hay victoria de los «tories» por mayoría absoluta en esos comicios y se convoca el plebiscito, que tiene lugar el 23 de junio de 2016.
La postura oficial del Gobierno de Cameron ante el referendo es defender la continuidad en «una Europa reformada». Pero el 51,9 % de los votantes se declara partidario de abandonar la UE, frente a un 48,1 % que se pronuncia a favor de permanecer.
Cameron, primera víctima del «brexit», dimite y lo sustituye la también conservadora Theresa May a partir de julio de 2016 con la difícil tarea por delante de ejecutar la retirada de la Unión.
Negociaciones con Bruselas y la factura del «brexit»
El 29 marzo de 2017 el Gobierno británico activa el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia las negociaciones con Bruselas para la salida de la Unión.
Dos años es el plazo previsto en los tratados europeos para la salida de un Estado miembro. May dicta que el «brexit» se produzca el 29 de marzo de 2019 y avisa de que el proceso no tiene marcha atrás.
Hay, además, un histórico acuerdo: el Gobierno británico se compromete a pagar la factura del «brexit» (45.000 millones de euros), garantizar los derechos de los ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido, y a evitar que haya una frontera estricta con Irlanda.
El periodo de transición
En marzo de 2018 la UE y el Reino Unido alcanzan un acuerdo sobre el periodo de transición, que se prolongará hasta el 31 de diciembre de 2020.
Durante ese tiempo Londres no podrá participar en la toma de decisiones en la UE, pues ya no será un Estado miembro, pero mantendrá el acceso al mercado único y la unión aduanera.
El acuerdo de May
Tras un año y medio de negociaciones, se publica el acuerdo del «brexit» el 14 de noviembre de 2018, respaldado colectivamente por el Gobierno de May.
El texto incluye permitir a Londres permanecer en la unión aduanera de la UE, de forma que Irlanda del Norte quedaría en el mismo territorio aduanero que el resto del Reino Unido.
Unos días después, en una cumbre extraordinaria, los Veintisiete dan su visto bueno al acuerdo de retirada y a la declaración política sobre las futuras relaciones entre ambos territorios.
Las derrotas de May y las prórrogas
El 2019 empieza con la primera derrota del acuerdo de May, por 432 votos en contra y 202 a favor, en el Parlamento británico. El 12 de marzo hay un segundo rechazo que obliga a la primera ministra a pedir una prórroga del «brexit» hasta el 30 de junio.
La tercera negativa parlamentaria al acuerdo llega el 29 de marzo y unos días después Bruselas y Londres pactan un nuevo aplazamiento, esta vez hasta el 31 de octubre.
Presionada por su propio partido, May presenta su dimisión el 27 de mayo de 2019 y comienza un proceso interno para elegir a su sustituto del que sale vencedor Boris Johnson.
Boris Johnson, a por todas
Nada más asumir el cargo de primer ministro, el exalcalde de Londres endurece su posición y dice que su país saldrá de la UE, con o sin acuerdo, el 31 de octubre. También se compromete a suprimir la polémica salvaguardia diseñada para evitar que tras el «brexit» se restablezca una frontera física entre las dos Irlandas.
Pero en septiembre Johnson sufre dos importantes derrotas. Por un lado, la Eurocámara anuncia que rechazará un acuerdo sin salvaguardia para Irlanda. Por otro, en un fallo histórico, el Supremo británico declara «ilegal» el cierre del Parlamento que él había ordenado y que la oposición interpretó como un intento de silenciar al Legislativo en la recta final del proceso del «brexit».
El acuerdo definitivo
En octubre Johnson propone un «brexit» sin controles en Irlanda del Norte. A partir de entonces se aceleran las negociaciones, que culminan el día 17 con el anuncio de ambas partes de que hay, por fin, un acuerdo para que el Reino Unido deje de forma ordenada la UE.
El acuerdo definitivo evita que se levante una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, al tiempo que mantiene la integridad del mercado único europeo.
Tras concesiones por parte de Londres y Dublín, se pacta que Irlanda del Norte permanecerá alineada con ciertas normas del mercado único, pero el Parlamento norirlandés podrá decidir en el futuro si deja de aplicarlo.
Las elecciones que allanan el camino
Forzado por la Cámara de los Comunes y ante las dificultades para aprobar el acuerdo de retirada en Westminster antes del 31 de octubre, Johnson pide una nueva prórroga, esta vez hasta el 31 de enero de 2020.
En las elecciones de diciembre convocadas por el primer ministro, el Partido Conservador obtiene una abrumadora mayoría absoluta, lo que allana el camino a la aprobación sin dificultades del acuerdo de salida en los Comunes y a la posterior sanción de la ley por la reina Isabel II.
A la espera de que el Parlamento europeo vote el acuerdo el 29 de enero y de la firma oficial, el Reino Unido está listo para dejar el bloque comunitario el 31 de enero.
Queda lo más difícil
A partir de ahora queda lo más difícil. Johnson ha dejado claro que el periodo de transición en el que el Reino Unido continuará integrado en las estructuras comunitarias concluirá en diciembre de este año y que no tiene intención de pedir una extensión.
Sin embargo, a juicio de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, es «imposible» lograr un acuerdo comercial completo antes de que termine 2020. Así se lo dijo a Johnson cuando se reunió con él en Londres a principios de enero.
Y el conflicto con Escocia
A las tensiones con Bruselas hay que sumar las surgidas a raíz del rechazo de Johnson a la petición del Gobierno de Escocia de celebrar un referéndum de independencia del Reino Unido.
El ejecutivo escocés, presidido por la nacionalista Nicola Sturgeon, ha descartado abandonar su campaña de presión para conseguir lo que considera una consulta necesaria, dada la mayoritaria oposición que existe en Escocia a abandonar la UE. EFE