Lo que faltaba…
Las realidades políticas deslumbran. Pero no tanto por su capacidad de asombro, como por su capacidad de perturbación social y de alteración de la economía. El cambio de gobierno, que recién vivió la República de Argentina, ha comenzado a determinar variaciones que tienden a rebasar los límites de moralidad hasta ahora convenidos social y culturalmente.
La pretensión anunciada por el Alcalde de Buenos Aires, hombre del peronismo radical, quien valiéndose de la novedad política representada por el arribo de la causa centro-derecha a buen número de estamentos del gobierno argentino, ha aterrizado en un terreno abonado por solicitudes populares que plantean la legalización de drogas. Sin que haya sido debidamente entendido y reconocido, que su uso exalta sensaciones de modo intenso y peligroso. Pero, contradictoria y pesarosamente, es la tendencia que viene recorriendo distintos centros de poder político a nivel mundial.
Tan aberrante sugerencia, pudiera remedarse a manera de ganar prosélitos. Aun cuando medidas de tan absurda naturaleza, pudieran igualmente acarrear más problemas que los que por ahora se tienen. Problemas no sólo de razón médica, sino también de índole legal por los desmanes que un uso indiscriminado de drogas pudiera causar a nivel de aquella población no preparada psicológica, sociológica y culturalmente para recibir y comprender tan delicada noticia.
Incluso, su aprobación pudiera ser vista como un recurso demagógico para que gobiernos obtusos se aprovechen de las condiciones de inmoralidad acusadas, para así emplear dicha ocurrencia a los fines de recuperar espacios perdidos por otras causas. Ya que luego de materializarse tan impúdicas determinaciones, cualquier decisión que justifique alguna desfachatez que por impronta política o social se tenga a la mano, pudiera entonces aprobarse sin contemplación alguna. (Triste…)
En Venezuela, muchas desviaciones, han sido legalizadas. Aunque disfrazadas para disimular su perversidad. Así que ya poco o nada es capaz de sorprender las expectativas del venezolano bastante aporreado por la represión ordenada desmedidamente por el régimen usurpador en ilegítimo ejercicio del poder político. Y adueñado groseramente de las potencialidades de la economía nacional.
Ya no queda nada nuevo que pueda asombrar al venezolano. Después de lo que ha vivido a consecuencia de los desmanes de la dictadura en ejercicio, gracias a la opresión protagonizada por las fuerzas militares, policiales y de revoltosa calle, nada sería nuevo. Ni siquiera ante un nuevo año como el que ahora está estrenándose. De manera que cualquier fechoría de funcionarios del régimen, es vista como un hecho normal en un país donde la anormalidad pasó a ser tan corriente como el día o la noche.
Entonces, ¿qué más puede esperarse en esta Venezuela seducida por los indecentes entuertos revolucionarios? Quedan tan contadas cosas que alguna de ellas, pasarían por debajo de la mesa y nadie, ni cuenta se daría. Además, nadie lo sospecharía. Era lo que faltaba…