El País: Trabajos forzados y torturas, la marca de la guerra en la frontera con Colombia
El último informe de HRW revela el control social que ejercen los grupos armados en el límite entre el estado Apure y el departamento colombiano de Arauca.
“En el departamento colombiano de Arauca y el Estado venezolano de Apure, los guerrilleros son la Policía”. Así resume Human Rights Watch la situación de seguridad en esta zona fronteriza entre Colombia y Venezuela. En medio de asesinatos y torturas por parte de los grupos armados, reclutamiento de menores y secuestros, el informe revela además un crimen que suele ser invisible: el trabajo forzado.
En Arauca, donde no llegó la paz después de los acuerdos entre las FARC y el Gobierno, operan al menos dos grupos armados. De un lado, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ha tenido una presencia continua desde hace medio siglo; y del otro, un grupo de disidencias de la guerrilla de las FARC, que tomó fuerza después de 2016. Ambos se encuentran también en el Estado de Apure, en Venezuela, según HRW. De ese lado de la frontera operan además las Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FPLN). “Este grupo, cuyo origen se remonta a la década de 1990, tiene una estrecha relación con las autoridades venezolanas en Apure”, denuncia la organización, presidida en América Latina por José Miguel Vivanco, según reseña El País.
Los trabajos forzados son una de las expresiones del control social de estos grupos en la zona. De acuerdo con los testimonios que ha recabado la organización, los guerrilleros imponen su ley en discusiones maritales o de vecinos, y como castigo, obligan a los habitantes a hacer trabajos no remunerados en sus campamentos. Uno de los entrevistados contó que fue obligado a trabajar durante varios meses a cambio de evitar ser asesinado y aseguró que, junto a él, otros dos civiles fueron sometidos al mismo trato. En al menos dos casos, las víctimas fueron trasladadas a Venezuela y retenidas allí.