Causa penal atroz

Opinión | enero 30, 2020 | 6:18 am.

Las horas, días, meses y años se alargaron en la incertidumbre, el dolor y la angustia desde aquel 20 de noviembre de 2004, cuando secuestraron a Juan a las puertas de su casa, frente a su esposa y vecinos, luego vinieron las versiones imprecisas para explicar su desaparición y la pena de presidio surgida de la falsedad e insolencia en una causa penal atroz.

La percepción inducida de un crimen perpetrado por “terroristas”, “mafiosos” -epítetos esparcidos por cabecillas del régimen revelando el origen de la afrenta contra los Guevara-, sirvió poco para ocultar las irregularidades del enjuiciamiento que Carmen Medina, esposa de Juan Guevara, colocó en un contexto colmado de congoja:

“Fue terrible tener que presenciar un juicio perverso, viciado y sin fundamentos y donde predominó la mentira, sin ningún tipo de pruebas consistentes, todo se basó en una llamada telefónica, en la declaración de dos testigos falsos pagados por el gobierno.”

La prueba del delito no era tal sin la comisión del mismo por parte de los Guevara, culpados alevosamente de una “acción terrorista” imposible de probar, obligando a la maquinación de los elementos probatorios alineados para la injusta condena.

“El Tribunal 20 de juicio de Caracas, a cargo del juez Luis Cabrera, admitió los testimonios de Alexis Adolfo Peñuela Márquez y del llamado testigo estrella, Giovanni José Vásquez de Armas, quien posteriormente dijo haber recibido dinero para declarar en contra de los Guevara. Giovanni Vázquez cuando ya no le fue útil al fiscal Isaías Rodríguez lo detuvieron y estuvo preso con los Guevara en El Helicoide.”

Sin caer en suposiciones, Carmen abrevia claros indicios de una acción penal desvirtuada.

“En esta trama de falsedad y complicidad tuvieron un papel estelar los fiscales, y eso quedó demostrado con la confesión de uno de ellos, Hernando Contreras, en una carta abierta a la Fiscal General, para ese entonces Luisa Ortega Díaz, donde expresó todos los vicios e irregularidades de ese juicio.”

La pena máxima, cual presidio perpetuo vaticinado por Chávez a los Guevara, cuando cumplió 47 años, por considerarlos “mafiosos” y “enemigos” de quienes, como él, atentaron contra la vida democrática del país en tiempos del presidente Pérez, se cristalizó con una aproximación mayor para Juan Bautista.

“Juan fue sentenciado a 29 años y 6 meses de prisión por homicidio calificado en grado de coautor y agavillamiento, porte ilícito de arma de fuego y porte ilícito de arma de guerra”, indicó Carmen, agregando:

“Ha cumplido un poco más de la mitad de la pena, exactamente 15 años, 3 meses y 5 días para el momento que hablamos, ya debería estar en libertad. Como dice el cómputo, desde el día 13 de abril del año 2011, a las 3:00 am, opta a beneficios con medidas sustitutivas y alternativas al cumplimiento de la pena, pero desde entonces ha sido evaluado por el Ministerio de prisiones en dos ocasiones y le han negado el derecho.”

Según Medina, se han agotado todas las instancias nacionales para hacer valer los derechos de Juan y sus primos, actualmente con énfasis en los relacionados con su retrasada excarcelación, sin resultados favorables, y las instancias internacionales a las cuales se ha recurrido sorprenden con su silencio.

“Los delitos de mi esposo, por los cuales lo involucraron en este caso y aparece en el expediente, fue haber estado en clases el día 18 de noviembre en el IUPOLC y sin querer impactar otro vehículo estacionado en la sede de Bello Monte. Se valieron de ese solo hecho para vincularlo al asesinato del fiscal Anderson. Y como te dije anteriormente, para mí su delito mayor fue haber metido preso a Ramiro Helmeyer y Walter Del Nogal.”

Cuando se analiza el caso de los Guevara en un escenario que involucra la realidad judicial caótica en sus inicios, las afirmaciones anteriores cobran sentido, revelando entuertos del proceso.

“El gobierno nunca se preocupó por hacer una investigación y determinar quien había matado a Danilo Anderson, ni siquiera la familia del difunto cree que los Guevara sean culpables. No fue conveniente averiguarlo y eso que se contaba con una de las mejores policías de investigación. Recuerdo que el caso lo comenzó a investigar como debía ser un primer grupo, quienes eran funcionarios con cierta ética y estaban muy bien encaminados y sabían que los Guevara no estaban involucrados en los hechos, pero por arte de magia de la noche a la mañana les fue quitado el caso y se lo dieron a unos funcionarios que no se que les ofrecerían para desviar las primeras investigaciones.”

La atrocidad parece no cesar, “Juan ha ido envejeciendo allí, tenía 42 años cuando lo condenaron, hoy tiene 57, en esos calabozos su salud se deteriora, la vista falla, no recibe luz solar, no respira aire natural, sus defensas bajan, tiene estados de ansiedad y desespero, se solicitó en varias ocasiones fuera trasladado para un servicio odontológico o hacerse una revisión de la vista y un chequeo médico general y nunca lo tomaron en cuenta, una violación más a su integridad y a sus derechos humanos. Este año pasado por fin pudimos lograr que un familiar oftalmólogo ingresara con sus equipos y le pudiera hacer su examen oftalmológico, así como también unos jóvenes odontólogos le pudieran revisar la dentadura.”

De la misma manera, “prácticamente Juan quedó solo, a su vista van sólo su papá y su mamá, ambos ya bastante mayores, no tiene más familiares que lo visiten. Toda la familia de Juan se encuentra desfragmentada, dos de sus hijos mayores y 3 de sus pequeños nietos están en Estados Unidos y el menor de esos tres hermanos se encuentra en chile, mis hijos y yo en España, sin poder estar cerca de él pero con la firme convicción de que muy pronto nos podamos reunir nuevamente. En ocasiones la relación marital se ha tambaleado, no ha sido fácil como pareja. Aún en la distancia permanecemos unidos y sigo manteniendo esa esperanza de que ya falta muy poco.” Comentó Carmen Medina al término de nuestra conversación.

@jolcesal