Forjar la unidad por un salario digno

Opinión | enero 19, 2020 | 6:16 am.

Hoy tiene importancia reconocer que el salario mínimo tiene el potencial de unir a todos los trabajadores del país en un frente común por la dignidad. Esta fortaleza radica en que el trabajador imponga su voz en la determinación de su salario, un derecho histórico que Maduro le ha arrebatado a la clase obrera para establecer una suerte de mendicidad nacional.


Al usurpador se le ha hecho costumbre no darle la cara al venezolano para anunciar la ridiculez de sus aumentos de salario mínimo, y pone al “bufón de la corte” a divulgarlo, al tartufo que funge de ministro del Trabajo, el Torrealba Ese que es ministro, constituyentista y diputado de marras, y que por cierto ha estado ocupadísimo en la desfachatez de directiva de Asamblea Nacional que impuso el régimen el 5 de enero a punta de bayonetas.

Pues este tipejo anunció un incremento al salario minino de un 66.7% con respecto al último aumento salarial, más el ticket de alimentación que fue llevado a 200 mil bolívares, lo que en términos de un salario integral sería un incremento de 450 mil bolívares; es decir, tenemos un salario que, a nivel de buena parte de las familias que ganan dos salarios mínimos, apenas representa 6 magros dólares.

Es una afrenta para los trabajadores este chiste de aumento de salario decretado como siempre sin consulta, sin análisis, y violando convenios de contratación colectiva. Es una estafa este aumento porque, según el Cendas-FMV, la canasta básica nacional superó como costo los 546,45$. Es decir, el aumento de Maduro son migajas de un régimen muy corrupto que quiere convencer a la gran mayoría de los venezolanos que sólo nos queda vivir de los bonos de miseria y de la bendita caja Clap, imponiéndonos una moral de menesterosos.

Ante eso, ¿qué hacer? Sin dudas la pelota está en el campo de juego de la clase trabajadora venezolana. Esta planteado que la sociedad democrática y los liderazgos sociales utilicen la lucha por un salario digno como elemento motorizador que unifique las inquietudes e iniciativas dispersas, y que a su vez con habilidad se articule esta exigencia social con las exigencias políticas de carácter democrático. Aunque ha sido difícil concentrarnos en el foco de la lucha por la calidad de vida, pero ahí está la posibilidad de constituir una amplia plataforma por un salario igual a la canasta básica indexada mensualmente.

Seiscientos dólares debe ser el salario mínimo en Venezuela, y con esa bandera hay mucho trabajo productivo que realizar para unificar criterios sociales y políticos contrapuestos e integrar al trabajador de la administración pública con el docente, unificar al trabajador de la salud con el trabajador de PDVSA, con el obrero de las empresas Básicas de Guayana, con el trabajador de las empresas privadas, con el funcionario policial, con el sargento o el soldado de las Fuerzas Armadas, con el trabajador de la finca agrícola, con el empleado de la Polar y un largo etcétera.

Nuestra bandera debe ser el artículo 91 de la Constitución que establece lo siguiente: “Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales”.

Hay tres objetivos que se pueden plantear: primero, construir nuevas alianzas y coaliciones donde sectores del chavismo estarían plenamente incorporados; segundo, se impondría una opinión sobre el debate nacional, refrescándolo socialmente, unitariamente y eficazmente para la movilización popular; y tercero, organizaríamos a los trabajadores, contribuiríamos con su sindicalización.

¡Yo no me rindo, hermano! ¿Y usted?

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