Vargas, una gestión basada en el adorno
Cuando se lee en el texto bíblico lo relacionado con Egipto, por lo general se hace mención a las siete plagas que azotaron a esa región y, cuando vemos las películas referidas a Moisés y el pueblo de Israel, uno disfruta de las escenas, pero también aprecia las penurias que sufrieron los hebreos en la búsqueda de la tierra prometida.
Lo acontecido a Venezuela durante estos 20 años de dominio del chavismo, es algo similar o peor a lo narrado acerca de la situación egipcia, una destrucción total del país, practicamente no han dejado hueso sano y los venezolanos hacen maromas y peripecias para otear en el horizonte cómo será el día siguiente al que se vive hoy y la pregunta obligada, en su mayoría es, podremos comer mañana.
Pero en lo que ha sido bueno este gobierno es en pretender imponer la hegemonía comunicacional. La coerción y el chantaje impuesto a los diversos medios comunicacionales ha servido para imponer a trocha y mocha el plan de la patria, cuyos objetivos son muy claros, cambiar las estructuras socio económicas y culturales para crear en el hombre la mentalidad del estado lisonjero que alimenta al pueblo pordiosero mediante la mendicidad.
Eso se aprecia en las diversas dadivas que entrega el usurpador de Miraflores mediante el instrumento de coerción conocido como el carnet de la patria, sin ningún control por parte de los órganos de control de los cuales dispone el supuesto estado venezolano. Es que acaso el dinero que se genera por ese órgano sublime de la represión conocido como el seniat, no debe ser utilizado en obras y servicios para todos los venezolanos. Es que acaso ese dinero puede ser utilizado al libre albedrio por ese personaje que es rechazado por la inmensa mayoría de los venezolanos, sin explicar su procedencia.
Esa acción lisonjera ha sido apoyada efusivamente mediante el despilfarro cuantioso de recursos en publicidad estatal y en los mensajes difundidos por la red de medios de comunicación, robados por los chavistas a sus dueños, para mantener un bombardeo permanente de mensajes alusivos a la idolatría y culto a la personalidad del engendro de Sabaneta, pretendiendo colocarlo en el pedestal del olimpo del fabulador.
Nuestro estado Vargas, como parte indivisible de Venezuela, a pesar de ser una región bendecida por la naturaleza y por la divina providencia, también sufre los desmanes de ese pranato liderado por la peste militar que ha destruido las estructuras productivas, sociales, humanas y pare usted de contar, que existían en el país, hasta 1999, ya que lo acontecido es otra historia, y ahora el integrante del cartel de los soles que ocupa el solio gubernativo del estado, igual que el dócil peón subordinado al capataz, copia y asume para su beneficio personal la practica ornamentista y decorativa en todos los ámbitos de la vía principal del estado para pretender demostrar a quienes visitan al estado Vargas, que quienes vivimos en esta franja costera, estamos viviendo en el país de Alicia y sus maravillas.
Es sorprendente el dinero gastado por García Carneiro en adornos y publicidad en su gestión anual. Hay campañas de adorno en Carnaval, Semana Santa, vacaciones escolares, regreso a clases y en diciembre el gasto publicitario es exponencialmente mayor a lo destinado en materia de salud, y he ahí, una de las grandes contradicciones que observamos en estos Militares, no hay recursos para mejorar los servicios de los centros de salud, educativos, transporte, etc; pero si hay recursos para adornar la cinta costera, las paradas de autobuses, plazas y cualquier cosa que se antoje al referido funcionario.
Por ello, dado lo expuesto mantendremos nuestras denuncias acerca de lo soez y prosaico que ha resultado este gobernador del estado Vargas, durante su 10 años de gestión, pretendiendo vender una imagen de un estado bello y limpio en su avenida principal, pero oscuro y sucio en su interior porque hasta ahora ha demostrado que no tiene ningún interés en destinar partidas o recursos para el mejoramiento, mantenimiento y adecuación de los servicios públicos, con el objetivo que el ciudadano común mejore su calidad de vida.
Por lo tanto, al militar que usufructúa el gobierno en el estado Vargas, lo podemos catalogar como un excelente jardinero paisajista y decorador, pero también lo podemos considerar como un incapaz, que no entiende que la acción de gobierno debe ser orientada a que el ciudadano de a pie disfrute y se sienta enaltecido de tener buenos servicios públicos.
Historiador