Las sanciones son una batalla por la vida
Año tras año los venezolanos esperan el bono económico de fin de actividades conocido como “aguinaldo” para llevar a su hogar la cena de recibimiento del niño Dios, quien respetando la convicción espiritual de cada uno vino al mundo en Belén un veinte y cinco de diciembre.
Ese aguinaldo les permite adquirir vestimenta y regalos propicio para las festividades en pascuas de adviento, como para recibir el nuevo año que se avecina.
El sector particular de la economía que mantuvo por décadas puestos permanente de trabajo al ochenta por ciento de la economía real , aún en las peores circunstancias impuestas por los comunistas pagó salarios, bonos según la ley como obligaciones contractuales, a pesar de la crisis inducida por el déspota Hugo Chávez Frías.
La expropiación e intervenciones de 1.322 empresas en el sector industrial por parte del gobierno a partir del 2002 y hasta 2012 son la consecuencia de la intromisión injustificada gubernamental cuyo año más perjudicial fue el 2007.
Para el 2008 refleja el Instituto Nacional de Estadísticas existían ochocientos mil empresas activas de diversa índole; en la actualidad registradas y en plena vigencia doscientos setenta mil.
Hoy en día indican fuentes denotan que de dieciocho mil industrias privadas solo quedan cuatro mil las cuales sobreviven a duras penas, y en muchos casos están a su mínima capacidad operativo trayendo los productos terminados por la ausencia de materia primas internamente.
Si al área oficial nos referimos Chávez Frías y Rafael Ramírez aniquilaron a plena conciencia la industria petrolera venezolana, la cual por lustros garantizó ingresos fiscales permanentes para el desarrollo nacional de sus habitantes.
Veinte años tiene padeciendo penurias el ciudadano común como consecuencia de la aplicación de políticas comunistas extremas que han atentado contra los derechos humanos y la propiedad privada.
Pero la desesperación existente entre el sector empresarial venezolano ante las medidas adoptadas por tales regímenes en Venezuela parece empezar hacer mella en la voluntad democrática de la dirigencia cuando observamos a sus más calificado vocero Ricardo Cusano en las redes indicar en el Diario Tal Cual que las sanciones impuestas al tirano Nicolás Maduro y su grupo hacen tanto daño a la nación como las expropiaciones realizadas.
Desconozco la edad cronológica del señor Cusano pero sin duda alguna es de las nuevas vigorosas generaciones de relevo.
Su participación en Consecomercio al igual que la de los jóvenes Francisco González y Carlos Fernández Gallardo ambos desde el Zulia fueron aval irrefutable para en el segundo decenio del siglo encumbrarse en la presidencia nacional gremial de mayor peso y eficiencia en la Venezuela actual en cuanto a la producción de bienes y servicios se refiere.
Voces institucionales dentro de Fedecámaras han manifestado malestar por tal afirmación de Cusano y esperan del líder empresarial un comentario que dejará sin duda zanjadas las especulaciones.
Mayor desastre para el país no es ni será ningún hecho tangible o circunstancia que el número de muertos en manos del hampa de hasta veinte y seis al año o más; tampoco que el ochenta por ciento de la población está en pobreza y siete millones de seres que ubicados en nivel de hambruna o indigencia crítica; más qué decir de la cárcel en que han convertido a la nación y sujeción sus connacionales.
Sanciones internacionales impuestas no son contra el pueblo, buscan obligar al tirano Maduro Moros entregar el poder y así evitar el actual genocidio en el país suramericano, ello es posible lastimosamente mediante la limitación alimenticia en niveles de subsistencia.
Estas penalidades buscan imponer la entrega de insumos nutritivos a sus congéneres conforme a la dieta elaborada por La Organización Mundial de la Salud en las raciones y contenidos calóricos recetados para el hombre.
La importación de bolsas Clap y piernas de cochino es la herramienta que utiliza el gobierno de Nicolás Maduro para satisfacer con fin propagandístico a un sector limitado que con muchas dudas y pocas muestras convincentes llega solo a los militantes del partido de gobierno en el mejor de los casos.
Demandas de empresas lusitanas y aclaratorias de ministros del gobierno portugués, observancia de fiscales públicos y acciones legales aduanal por posibles productos dañados en Colombia y Méjico, han lograda se conozca la verdad.
Queda al descubierto que el tal artículo CLAP era propicio para convertir la adquisición de los insumos en un rentable negocio, pero autoridades extranjeras dudan ser estos vivires aptos para el consumo humano.
Apoyo la iniciativa en favor de la propiedad privada y los centros de producción, el reclamo reivindicativo de la Diputada María Corina Machado por los bienes expropiados o intervenidos.
Nada esta por encima del ser y nadie puede disponer de la existencia de un venezolano, y preservar su vida es la esencia de las sanciones.