Borracho y sordo
En el mundo de la literatura, hace poco me encontré con el escritor y periodista español Ramón Chao en su libro, En Conversaciones con Alejo Carpentier, donde el escritor cubano habla sobre los tres tipos de dictadores en América Latina; el general de pistola y fusta, conocido como el caudillo despiadado; el dictador a secas y el tirano ilustrado, este último es el dictador más complejo y capaz de cometer actos tan terribles como los del primer dictador.
Carpentier, entre otros libros, escribió la novela El recurso del método, allí abordó el tema de las dictaduras desde un nuevo enfoque. “Tenemos aquí, dice, al dictador ilustrado y a su contraparte en El Estudiante. El Primer Magistrado puede ser cualquier dictador de América Latina y en El Estudiante se depositan los ideales de la juventud, la toma de conciencia y el deseo de terminar con las autocracias que hasta ahora parecen no tener fin”.
El recurso del método comienza en París, donde el tirano disfruta las caricias de una alegradora, justo en el momento en el que uno de sus generales se levanta en armas. Luego de sofocar la rebelión, El Mandatario tiene que encarar una constante inestabilidad, producto tanto del hervor social de su tierra como de los vaivenes de la política y la economía mundial. Astuto, el Primer Mandatario sabe aprovechar la coyuntura de la guerra mundial para enriquecerse, declarándose parte de los aliados y enemigo de los alemanes. Sin embargo, no tiene la visión de aprovechar la bonanza que trajo la conflagración en beneficio de su pueblo, pues una vez que llega la paz, su país cae en una profunda crisis.
Invariablemente, con la miseria llegan los levantamientos. El dictador permite que su hija vacíe las arcas nacionales al tiempo que ordena masacres de opositores. Todo tiene un límite, incluso las tiranías, y El Mandatario lo rebasa. A partir de allí, sus incondicionales aliados comienzan a verlo como un riesgo para sus inversiones y promueven el restablecimiento de la democracia en el país, objetivo que logran gracias a los empeños del Estudiante, de la oposición unida en beneficio del país y de un traidor de palacio.
En la novela, la picardía es un elemento vital, pues existen pasajes que producen risa; por ejemplo, cuando los ayudantes del Magistrado van a registrar la biblioteca en búsqueda de los libros rojos, es decir que aluden al comunismo, pero el encargado les propone que se lleven La Caperucita Roja, mostrando así su ignorancia.
El Primer Magistrado reside en París y admira la cultura francesa, siempre menosprecia las tradiciones de Nueva Córdoba, pues le parecen poco civilizadas, aunque es curioso que siempre lleva con él una hamaca para sentirse cerca de su patria, incluso en su lecho de muerte pide a su hija Ofelia que deposite tierra de Nueva Córdoba en su tumba. El Estudiante también reflexiona sobre la esperanza del eterno cambio, “tumbamos a un dictador” dijo El Estudiante. “Pero sigue el mismo combate, puesto que los enemigos son los mismos”.
Aunque algo ha cambiado, han quitado del poder al Primer Magistrado, el nuevo presidente está adoptando la forma de actuar del Magistrado. El Estudiante, al igual que el dictador, carece de un nombre propio, y es en su figura en la que Carpentier deposita la esperanza de un verdadero cambio, las reflexiones del estudiante llenan de esperanza al lector, pues en él se ve un cambio de ideología y la toma de conciencia. Conforme avanza la acción, USA va cobrando importancia, incluso en las escuelas se comienza a inculcar el idioma inglés y el festejo de navidad estadounidense.
En el Estudiante están depositadas las ilusiones de un despertar de conciencia, porque solo eso puede cambiar la situación de los gobiernos en América Latina. Los movimientos armados que desembocaron en golpes de estado han servido para derrocar a un dictador para que otro lo sustituya. A través del relato, el autor revela los excesos y estupideces de la camarilla en el poder, las masacres del gobierno, la revuelta intelectual, la traición que ocasiona que el Mandatario abdique y, finalmente, su ocaso en el exilio parisino.
El final de su mandato es narrado con una afilada ironía: “el Primer Magistrado, beodo de poder y sordo ante el clima político de su país, es depuesto por obra y voluntad de los norteamericanos, quienes lo desechan en cuanto deja de serles útil. Apenas si puede huir, ayudado por el cónsul, disfrazándose de herido”. El tirano, a través de toda la obra, es mostrado como un personaje multidimensional; bruto y sanguinario, pero al mismo tiempo, humano. El Recurso del Método es una profunda reflexión acerca de la realidad política latinoamericana, a través de la cual, el autor nos advierte que, si nos descuidamos, El Mandatario podría regresar.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE