Así pensamos en Alianza Bravo Pueblo
En Alianza Bravo Pueblo estimamos que la mejor manera de conmemorar el aniversario número 19 es diciéndole claramente a los venezolanos que seguimos siendo leales a nuestros principios, que ni se negocian ni se pactan. Por tal razón, nos mantendremos muy distantes de esquemas de cohabitación con este régimen criminal. Más bien nos observarán firmes y decididos a combatir sus desviaciones, especialmente la corrupción en todos los escenarios, venga de donde venga y arrastre a quien sea, dónde sea y cómo sea.
Alianza Bravo Pueblo seguirá nutriéndose de las ideas que nos identifican con la inquebrantable lucha por la libertad de las personas como bien fundamental de la humanidad. Con la justicia y el imperio de la ley que garanticen la convivencia y el orden Constitucional. Con los derechos inalienables a la educación con calidad como prioridad en la estrategia de desarrollo humano del país. El derecho a la salud. A la libertad de pensamiento y expresión. A la seguridad personal, al disfrute de servicios de agua, electricidad, viviendas con hábitat y a la recreación, como la norma y no la excepción. Con la libre empresa y el derecho a la propiedad. Con el emprendimiento creador que encuentre impulso en los ciudadanos bien educados y formados para el trabajo estable y bien remunerado.
Creemos en el espíritu de superación individual bajo la aureola de una sociedad identificada con las ideas del progreso. En el manejo de los recursos de la ciencia y la tecnología. En la cría, siembra y cultivo de desarrollos agropecuarios, procesos todos, enmarcados en una Economía Solidaria de Mercado, sin explotados ni explotadores. Con un Estado distante del intervencionismo que distorsiona y atrofia el desarrollo humano y económico de nuestra sociedad. Con gobernantes y líderes políticos, sociales y empresariales que repudien el populismo y la demagogia como recetas para escalar y preservar posiciones. Con un futuro donde la riqueza que no se agotará jamás es la supeditada al talento humano y no al petróleo ni otras riquezas minerales sentenciadas a la desaparición.
Con nuestras industrias básicas abiertas al capital privado, nacional e internacional, como palancas para su relanzamiento. Con el compromiso de que «ni los hidrocarburos ni nuestras minas serán propiedad de los gobiernos de turno, sino de la Nación». Y que las riquezas que se deriven de su explotación, sumadas a los dineros recaudados por la vía de los impuestos, deben ser administradas con pulcritud y conforme a planes concebidos para lograr la auténtica diversificación y soberanía económica del país y protegidos del dispendio. Mediante leyes de obligatorio cumplimiento que controlen los gastos superfluos y planes de endeudamientos injustificados.
Todos estos planteamientos y el contenido de estas propuestas que abrazamos con pasión venezolana en nuestra fecha de aniversario las haremos posible en la medida que entendamos el momento histórico que vivimos. En la medida que comprendamos la magnitud y la profundidad de la crisis que atraviesa el país. Y, por supuesto, si ponemos a un lado las banderas partidistas y grupales para realzar la hora de la patria y convocar a la unión de todos los venezolanos, en torno a las mejores voluntades, los más capaces y experimentados compatriotas en todas las áreas de la vida nacional. Que son la única garantía para que coronemos con éxito el sueño de las grandes mayorías nacionales de restituir la institucionalidad democrática y avanzar en el proceso de reconstrucción del país.