Sumisos, remisos y zarandajos
El análisis que a continuación completa esta disertación no admite otra forma de iniciarse, sino es acudiendo a la acepción más inmediata y llana de lo que busca subrayarse con tan horondos adjetivos toda vez que el tema a ser explayado toca conductas humanas que pecan por actuar cuales individuos sumisos, remisos o zarandajos.
O sea, lo que en un castellano aventurado y barriotero, implica a quienes dedican su tiempo a meras sandeces. Y que en la Venezuela del mal llamado y peor aplicado “socialismo del siglo XXI”, donde la “revolución bonita” no ha aportado otra cosa distinta que desastres, escombros y fatalidades, este tipo de crisis sólo beneficia a carroñeros y rastreros. O lo que es igual a quienes por defecto o por exceso de malos hábitos, se muestran cual lambucios o manganzones.
De entrada, el término “sumiso”, califica a quienes acusan una actitud despreocupada pues se reducen a comportarse de forma subordinada o subyugada. Particularmente, son quienes se someten y dejan dominarse por causa de las circunstancias. O por personas que buscan imponer su autoridad o su carácter, sin que los primeros se atrevan a reaccionar aceptando, modosa y sosegadamente, las exigencias hechas.
El vocablo “remiso” si bien no es frecuente en el vocabulario del venezolano, tiene una acepción que señala a quien por apático, maula o remolón, deja ver una conducta que, según la Real Academia Española, califica de “flojo, dejado o detenido ante la resolución o determinación de algo”. Es decir, deja llevarse por los sucesos. O deja zarandearse por la fuerza del azote que lo circunda.
La expresión “zarandajo”, tiene una connotación que aplica a quien actúa con desprecio ante el mundo que lo rodea. La actitud de este tipo de personas, raya con quien por mostrarse fachoso o caprichoso, cae en un comportamiento que lo sitúa alejado de toda razón. Por lo tanto, se muestra malcriado, imprudente, arrogante y chabacano.
Casi pudiera inferirse que luego de la caracterización de las conductas arriba cuestionadas, queda perfilado lo que el vigente proyecto de gobierno nacional, delineó hace veintiún años bajo la dialéctica de la ideología socialista que tutela el devenir revolucionario. Sobre todo, al momento que el actual régimen usurpador elabora y toma cada decisión.
Así sería posible concluir que lo que dicha ideología aduce como el “nuevo republicano”, esgrimido dicho apelativo en el preámbulo del controvertido “Plan de la Patria” y que anteriormente aludía como el “hombre nuevo” que habría de formarse bajo la égida de la educación socialista establecida a merced de los lineamientos del Plan de Desarrollo Económico y Social trazado por el régimen, es simplemente la conjugación de lo que define a individuos (venezolanos) cuyas conductas emulen actitudes que bien describan los contravalores propios de personas que sigan el proceder de sumisos, remisos y zarandajos.